ESCENARIOS DE INTERÉS
Interesantes cuevas de Cuba atraen
turismo científico
Por: Roberto F. Campos FOTOS EL AUTOR
La Habana.- Como parte de la variedad de
motivaciones que atraen hoy a los turistas hacia Cuba, también está el acápite
científico, en casos como las interesantes Cuevas de Punta del Este, en el
occidente insular.
Tal escenario, se encuentra ubicado en el extremo sur oriental de la
Isla de la Juventud. Llegar a este lugar desde Nueva Gerona por la única vía de
comunicación terrestre, distan unos 60 kilómetros aproximados.
Los viajeros salen de Nueva Gerona por la autopista en dirección Santa
Fe, bordeando esta ciudad y continúan hacía el sur por una estrecha carretera
poco cuidada, pasando al poblado de Mella hasta llegar al límite de La Ciénaga
de Lanier (otro espacio atractivo turístico).
Estas son descripciones de los guías, muy especializados, que pueden
llevar a esos lugares a turistas exigentes, sobre todo científicos y
fotógrafos, con coordinaciones pertinentes con las autoridades y el Ministerio
de Turismo (Mintur).
Luego se recorre el camino de terraplén hasta Cayo Piedra, se dobla en
el primer desvío a la izquierda, pues el camino prosigue hacía el sur, y se
llega al poblado de Cocodrilo (antiguo Jacksonville), entonces se pasa muy
próximo a la estación meteorológica de Punta del Este, para culminar en La
Puntilla.
La zona se extiende por espacio de tres kilómetros hasta La Punta de
Seboruco. Se trata de un acantilado que penetra tierra adentro con 33
kilómetros cuadrados de extensión, donde existe una rica biodiversidad, en la
que destacan la exuberante vegetación y una diversa fauna terrestre y marina.
Desde el punto de vista patrimonial, el lugar adquiere renombre por la
presencia de un sistema cavernario de cuatro cuevas.
En un farallón calcáreo, a unos
200 metros de la playa se encuentra la Cueva Número Uno, también identificada
como de Los Indios, del Humo y de la Isla.
En ella se observan 213 pictografías, que representan la casi tercera
parte de las halladas en todo el país, motivo que provocó al sabio cubano
Fernando Ortiz, llamarla La Capilla Sextina del Arte Rupestre Caribeño.
Está declarado Monumento Nacional desde 1979 por la Comisión Nacional de
Monumentos. La primera referencia sobre esta cueva aparece en el libro A través
de Cuba del geógrafo francés Charles Berchon publicado en 1910, pero recoge los
datos en 1903 cuando naufragó por ese lugar.
En este libro el autor reseña brevemente la descripción de la cueva que
hiciera el Dr. Freeman P. Lane: Gruta profunda de 50 pies con bóveda agujereada
en chimenea y paredes adornadas de dibujos indios.
Por demás, 14 años más tarde, en 1917, el ingeniero C. N. Ageton recoge,
en su Guano de murciélago en Cuba, cuatro planos de grutas, una de ellas
pertenece por su descripción topográfica, a la llamada Cueva de Isla (apellido
de la persona que la habitaba en ese momento).
Este lugar se conoce en la actualidad como Cueva Número Uno de Punta del
Este (Núñez Jiménez, 1947).
De ahí que no es hasta 1922, que se logran las primeras informaciones de
interés arqueológico, con la visita que efectuara a la cueva Fernando Ortiz,
quien en su reporte oficial del 24 de mayo, asegura el descubrimiento de los
restos de un Templo precolombino, con sus consiguientes derivaciones Prehistóricas:
la identidad de una civilización siboney.
Después de Ortiz, visitó esta cueva el Dr. Carlos de la Torre, que
recogió muchos objetos que abundaban dispersos por el suelo y bajo tierra, y
que el citado profesor nunca publicó sus observaciones, ni expuso los hallazgos
encontrados.
Otro que estudió de manera paciente y cuidadosa la cueva, fue el alemán
Dr. Topsius y que nunca reveló el resultado de sus investigaciones. Todo ello
según documentos de la época y archivos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente (CITMA).
Ya en 1937, Herrera Fritot había efectuado excavaciones en la zona, a
fin de encontrar evidencias de algún asentamiento.
Encontró un abundante material arqueológico perteneciente al ajuar
siboney, es decir, de la cultura más inferior de las Antillas: rústicos
percutores, piedras planas de bordes cortantes, astillas o lascas de sílice,
restos de conchas de moluscos, vasijas de concha, cucharas, platos, pico,
morteros
Las comprobaciones hechas por el Dr. Antonio Núñez Jiménez parecen
demostrar por sus investigaciones llevadas a cabo desde 1967, que Punta del
Este es como un observatorio, capaz de permitir a la persona que se sitúa en el
centro de la bóveda apreciar el movimiento aparente del Sol.
La generalidad de la pictografía de esta cueva, las cuales adornan
techos y paredes, está constituida por 56 círculos concéntricos en armoniosas e
ininterrumpidas series coloreadas, donde alternan los 28 colores rojos y el
resto en negro.
Según Ortiz, simbolizan el cómputo del mes lunar. Los círculos rojos
representan el día y los negros las noches. Superpuesta a esta pictografía
ovoide hay una extensa flecha roja apuntando directamente al este.
En el lugar encontramos una claraboya, que desde el interior de la
cueva, se distingue el tránsito del planeta Júpiter y de la Luna.
También hay dibujada, lo que parece ser una serpiente con anteojos. Otro
símbolo que parece ser astronómico es el de la Cruz, cuyas aspas aproximan los
puntos cardinales. Los símbolos de la procreación, la fertilidad y el Sol
animando la vida, se puede contemplar igualmente con toda su atmósfera
fascinante.
UN RESUMEN DE CURIOSIDADES
Si se resumen el atractivo de esos lugares, los expertos de Cuba
recuerdan que Las Cuevas de Punta del Este, ubicadas en la Isla de la
Juventud, forman un conjunto que es muy
conocido por las pinturas rupestres que se han encontrado en sus paredes,
dejadas allí por los aborígenes en tiempos pre-colombinos.
Algunas de ellas fueron descubiertas en el Siglo XX, específicamente en
1920, por un francés que naufragó, y hoy es un sitio arqueológico muy
importante en el Caribe.
El estudio de las pictografías descubiertas en las cavernas del sur
pinero demuestra, que el caso de la Isla de la Juventud es muy singular.
Se trata de una verdadera cosmogonía que tiene en Punta del Este su más
acabada expresión gráfica, plástica y abstracta, como un reto de quienes, sin
poseer escritura, se adelantaron en el tiempo y plasmaron su filosofía mediante
círculos concéntricos y otros símbolos asociados.
Por tanto, La Capilla Sixtina del Arte Rupestre Caribeño, Monumento
Nacional declarado desde 1979 por la Comisión Nacional de Monumentos,
constituye toda una novedad para el experto como para el viajero simple.
Las cuevas pasaron por varios trabajos de restauración que incluyeron
nuevas excavaciones, el lavado de las paredes y techos, la toma de fotografías
de todo el proceso, la restauración de los pisos y demás.
Es un espacio maravilloso, recorrer esos lugares y la playa desolada que
se encuentra muy cerca, tener una idea de cómo puso ser la vida de los
aborígenes en esos lugares, y todo lo que aportan a la mirada.
Un escenario que puede dejar en la memoria y
en nuestros archivos impresiones sumamente interesantes de un viaje relacionado
con la naturaleza y el devenir humano.
rfc/