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viernes, 12 de septiembre de 2014

Turismo y celebridades. ¿Turismo cubano en la mira?, a propósito de los nietos de Hemingway

Patrick, a la izquierda, y su hermano John
Club Hemingway Internacional de La Habana




Por: Roberto F. Campos

. Cuba constituye desde hace mucho tiempo foco de atención para las celebridades, debido sobre todo a su cultura, música y danza, lugares maravillosos e incluso contradicciones, de ahí que la visita de los nietos del novelista Ernest Hemingway traiga a la mente la mejor manera de resolver conflictos.

  La visita del 7 al 13 de septiembre de los nietos del novelista estadounidense Ernest Hemingway, además de llamar la atención sobre el turismo cubano, también pone sobre el tapete las relaciones entre Washington y La Habana, donde la industria recreativa es punto de partida y final.
Encuentro en el poblado de Cojímar
   De una parte está la inusitada presencia aquí de celebridades, algunas que llegan de manera directa y publica como este caso, y otras de soslayo, hasta el punto de que personajes como Arnold Schwarzenegger, Whoopi Goldberg, Jack Nicholson, Steven Spielberg, o Jim Belushi, entre otros muchos más, en su momento llegaran.
   Algunos casi de incognitos (muchos a la sobra del tabaco cubano, o simplemente tener una taquilla de habanos en la Fábrica de Partagás), o fueran recibidos, como en el caso de Spielberg por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
   Pero este caso que nos ocupa, de los nietos de Hemingway John y Patrick, tiene la madeja de significar cabezas visibles de un equipo de 16 estadounidenses que manifiestan el deseo de protección de las especies marinas en el Estrecho de la Florida, mediante un tratado de hace tres años.
   Incluye la nómina, biólogos, pescadores, oceanólogos, y el patrocinio de importantes organizaciones.  La comitiva viajó con licencia del Departamento del Tesoro y la visita fue organizada por el Latin America Working Group Education Fund (Lawgef) y la Conferencia Pugwash sobre Ciencias y Asuntos Mundiales, ubicadas sus sedes en Washington.
Embarcadero de Marina Hemingway
   Pugwash, por demás, constituye una entidad que aprovecha a personalidades para resolver conflictos, y ese bien puede ser el caso de las medidas restrictivas comerciales y económicas de Estados Unidos contra Cuba por más de 50 años que muchos consideran obsoletas, sobre todo en el tema de los viajes y el turismo.
   Incluso, los nietos declararon su apoyo a la amistad entre cubanos y estadounidenses, al ser consultados durante esa visita por este periodista.
   En un aparte del apretado programa que desarrollaron en este país, Patrick señaló que la política del gobierno de su país hacia Cuba a largo plazo no ha sido buena ni tiene buenos resultados, está completamente obsoleta, y sin uso alguno.
   La amistad entre ambos pueblos las considera como punto de partida para un futuro, cuando existen muchas cosas que los Estados Unidos pudieran aprender de Cuba, reflejó el visitante.
   Patrick, fotógrafo de profesión y quien ya estuvo en cinco ocasiones en Cuba, reveló que tiene familiares aquí en referencia a amigos de hace 10 años, incluso alguien que le sirvió en varias ocasiones como asistente para su trabajo.
   Dijo que hasta ahora en todos sus viajes a Cuba nunca encontró a nadie que tuviera sentimientos negativos contra su país, por lo tanto no tiene ningún sentido tener sentimientos negativos en contra de Cuba.
   Aspira, confesó, a preparar algún libro o exposición fotográfica a partir de las imágenes captadas en este archipiélago, pues ya conoce La Habana, Camagüey, San Francisco de Paula (donde está el Museo Hemingway), Cojímar y Matanzas.
  Por su parte, John evitó temas políticos, pero celebró la arquitectura de La Habana Vieja y el carácter de los lugareños, apreciaciones de un primer viaje a la isla.
  John es escritor, y tiene varios volúmenes entre ellos Los Hemingway, una familia singular, publicado por la editorial Planeta, cuando entregó un ejemplar al Comodoro José Miguel Díaz Escrich, principal anfitrión, en una ceremonia del Club Náutico Internacional Hemingway de Cuba.
   Dijo que nació en Miami y allí creció, pero siguió los pasos de su abuelo al tener una vida activa que le llevó por Europa, Italia, España y Francia.
Al centro el Comodoro Escrich con la delegación visitante
   Incluso corrió 15 veces delante de toros en España, en los Sanfermines de Pamplona, algo que calificó de muy riesgoso.
   Durante esta visita está por primera vez en Finca Vigía, en la casa que habitara su abuelo en San Francisco de Paula. Gusta de la pesca de la aguja y al Fly (mosca) y ya compitió en varios torneos.
   Dice que los cubanos constituyen un pueblo muy acogedor y trabajador y reiteró que en el grupo de su visita vienen biólogos estadounidenses que tienen un proyecto para buscar de común con sus colegas cubanos métodos para proteger mejor a los peces del Estrecho de la Florida.
   Tales declaraciones, conjugadas con las biografías de los restantes acompañantes en la visita, además de poner en el tapete los asuntos de viajes y el turismo, también anidan el deseo de muchos comerciantes y estadounidenses en general de que existan relaciones normales entre ambos países.
   Ese deseo incluso se reitera en eventos donde aparezca una delegación estadounidense como en su momento en las bolsas comerciales, como la Feria de La Habana FIHAV o en citas turísticas y encuentros bilaterales de diferente tipo.
Jeffrey, el jefe de la delegación estadounidense
   Por tanto, esta visita de los nietos del escritor constituye una arista de varios filos, por supuesto todos beneficiosos a la larga para ambas partes, y signo de paz, como en realidad lo destila el turismo por los cuatro costados allí donde llegaran sus aldabonazos.
  
LOS NIETOS EN UNA CUBA MUY TURÍSTICA

   John y Patrick, por tanto, otorgan espaldarazo al criterio de que el turismo constituye una industria de paz y alternativa frente a los conflictos.
   Luego de más de 50 años de diferendo entre Estados Unidos y Cuba, esta visita constituye otro intento de bocanada de aire fresco, o por lo menos advertencia al cambio constructivo.
   Oficialmente, ambos nietos del novelista llegaron para celebrar los 60 años de la entrega del Premio Nobel de Literatura a su abuelo (1954) y los 80 de la compra del yate Pilar, que ahora está posado en una piscina seca del Museo Hemingway, en Finca Vigía, San Francisco de Paula (casa comprada en 1939)
   Siempre, los mejores emisarios de paz son precisamente los escritores, ambientalistas, científicos y personas relacionadas con el mundo cultural, y en este caso el tema se refuerza, cuando se trata de familiares de alguien que en vida dijera ante la televisión que se consideraba “un cubano sato”, precisamente cuando lo entrevistaron en ocasión de recibir la medalla de ese Premio (atesorada en Cuba)
   Como otro dato adicional, John reside en Montreal (Canadá) y su hermano en Vancouver, y Jeffrey H. Boutwell, el jefe del grupo y secretario de US Pugwash, elogió que en el primer acto del programa, la visita al poblado marinero de Cojímar, el contacto fundamental fuera con el pueblo y no con autoridades propiamente.
   Allí depositaron una ofrenda floral, en medio de un gentío, en el busto de su abuelo, escultura sumamente interesante, pues fue fundamental el aporte de La Cooperativa de Pescadores de Cojímar, entre quienes estaban los mejores amigos del escritor (la medalla del Nobel la donó Hemingway a estas personas).
Los nietos a su llegada a Cojímar
   La idea la esbozó el periodista y escritor Fernando G. Campoamor (fallecido), amigo del autor, y quien en el periódico El Mundo, sugirió la idea del busto, en 1962, que finalmente seria obra del escultor local Fernando Boada.
   Pero lo novedoso, es que los humildes pescadores de Cojímar reunieron todo el bronce posible de paletas y anclas para que el artista tuviera material a la hora de confeccionar esa obra que ahora mira al mar con insistencia.
   Los nietos de Hemingway (1899-1961, los 60 época del inicio de la rigidez con Cuba) renuevan una amistad que duro más de 20 años del novelista, no precisamente con la elite insular, sino con pescadores, de ahí que aún quienes no le conocieran le veneran por su desenfado y amistad para este archipiélago.
   De paso, esta visita remarca a la náutica recreativa, y la pesca, bajo el principio ambientalista de marcar y soltar (tag and release) y el desarrollo de un turismo que ya atrae por año a más de dos millones de visitantes de todo el mundo.
   Además, los nietos del escritor, recibieron durante su visita la condición de Miembros de Honor del Club Internacional Hemingway de Cuba.
   El Comodoro de dicho club, José Miguel Díaz Escrich, entregó sendos carnés que les identifican con tal reconocimiento, y destacó a su abuelo como símbolo de la amistad entre estadounidenses y cubanos, sobre todo de ambas comunidades de yatistas.
El Comodoro Escrich en Cojímar con los visitantes
   Díaz Escrich resaltó los lazos entre los pueblos de ambos países durante la ceremonia de agasajo a los nietos, efectuada en la propia sede del Club, en la Marina Hemingway, zona oeste de La Habana, un rincón que en su momento tuviera las miras de la mafia estadounidense.
   Recordó que en ese poblado (Cojímar) todavía viven tres personas que cuando se filmó la película El viejo y el mar en los años 50, eran niños que atendían a Hemingway durante el rodaje y tiene anécdotas muy interesantes narradas a los nietos del novelista.
   La entrega de Miembro de Honor resultó un acuerdo de la directiva del Club (creado en 1992), y los botes que participaron en la navegación resultó un préstamo de afiliados a esa institución, en cuya nómina aparecen empresarios y diplomáticos extranjeros.
   El programa, por demás, incluyó un encuentro con el escritor cubano Leonardo Padura en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), artista que en sus laureadas novelas policiacas enfoca lo más crudo posible la realidad cubana, quien por demás incluso crítico de la vida y obra de Hemingway.
   Y completó el recorrido encuentros en el Acuario Nacional, La Universidad de La Habana, la escuela de pintura San Alejandro, recorridos por La Habana Vieja, y una estancia significativa en el Hotel Ambos Mundos (alojamiento) precisamente donde Hemingway le tomó cariño a Cuba.
   John Patrick (escritor) y Patrick Edward (fotógrafo), son hijos de Gregory Hemingway (1931-2001) y nietos de Pauline Pfeiffer (1895-1951) segunda de las cuatro esposas del novelista.
   De cualquier manera, la visita de los nietos a Cuba bien puede ser un granito, pequeñito, de arena en esa gran playa necesaria de la solución de los desacuerdos y políticas erróneas.
/rfc











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