Patrick, a la izquierda, y su hermano John |
Club Hemingway Internacional de La Habana |
Por:
Roberto F. Campos
.
Cuba constituye desde hace mucho tiempo foco de atención para las celebridades,
debido sobre todo a su cultura, música y danza, lugares maravillosos e incluso
contradicciones, de ahí que la visita de los nietos del novelista Ernest
Hemingway traiga a la mente la mejor manera de resolver conflictos.
La visita del 7 al 13 de septiembre de los
nietos del novelista estadounidense Ernest Hemingway, además de llamar la
atención sobre el turismo cubano, también pone sobre el tapete las relaciones
entre Washington y La Habana, donde la industria recreativa es punto de partida
y final.
Encuentro en el poblado de Cojímar |
De una parte está la inusitada presencia
aquí de celebridades, algunas que llegan de manera directa y publica como este
caso, y otras de soslayo, hasta el punto de que personajes como Arnold
Schwarzenegger, Whoopi Goldberg, Jack Nicholson, Steven Spielberg, o Jim
Belushi, entre otros muchos más, en su momento llegaran.
Algunos casi de incognitos (muchos a la
sobra del tabaco cubano, o simplemente tener una taquilla de habanos en la
Fábrica de Partagás), o fueran recibidos, como en el caso de Spielberg por el
líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
Pero
este caso que nos ocupa, de los nietos de Hemingway John y Patrick, tiene la
madeja de significar cabezas visibles de un equipo de 16 estadounidenses que
manifiestan el deseo de protección de las especies marinas en el Estrecho de la
Florida, mediante un tratado de hace tres años.
Incluye la nómina, biólogos, pescadores,
oceanólogos, y el patrocinio de importantes organizaciones. La comitiva viajó con licencia del
Departamento del Tesoro y la visita fue organizada por el Latin America Working
Group Education Fund (Lawgef) y la Conferencia Pugwash sobre Ciencias y Asuntos
Mundiales, ubicadas sus sedes en Washington.
Embarcadero de Marina Hemingway |
Pugwash, por demás, constituye una entidad
que aprovecha a personalidades para resolver conflictos, y ese bien puede ser
el caso de las medidas restrictivas comerciales y económicas de Estados Unidos
contra Cuba por más de 50 años que muchos consideran obsoletas, sobre todo en
el tema de los viajes y el turismo.
Incluso, los nietos declararon su apoyo a la
amistad entre cubanos y estadounidenses, al ser consultados durante esa visita
por este periodista.
En un aparte del apretado programa que
desarrollaron en este país, Patrick señaló que la política del gobierno de su
país hacia Cuba a largo plazo no ha sido buena ni tiene buenos resultados, está
completamente obsoleta, y sin uso alguno.
La amistad entre ambos pueblos las considera
como punto de partida para un futuro, cuando existen muchas cosas que los
Estados Unidos pudieran aprender de Cuba, reflejó el visitante.
Patrick, fotógrafo de profesión y quien ya
estuvo en cinco ocasiones en Cuba, reveló que tiene familiares aquí en
referencia a amigos de hace 10 años, incluso alguien que le sirvió en varias
ocasiones como asistente para su trabajo.
Dijo que hasta ahora en todos sus viajes a
Cuba nunca encontró a nadie que tuviera sentimientos negativos contra su país,
por lo tanto no tiene ningún sentido tener sentimientos negativos en contra de
Cuba.
Aspira, confesó, a preparar algún libro o
exposición fotográfica a partir de las imágenes captadas en este archipiélago,
pues ya conoce La Habana, Camagüey, San Francisco de Paula (donde está el Museo
Hemingway), Cojímar y Matanzas.
Por su parte, John evitó temas políticos,
pero celebró la arquitectura de La Habana Vieja y el carácter de los lugareños,
apreciaciones de un primer viaje a la isla.
John es escritor, y tiene varios volúmenes
entre ellos Los Hemingway, una familia singular, publicado por la editorial
Planeta, cuando entregó un ejemplar al Comodoro José Miguel Díaz Escrich,
principal anfitrión, en una ceremonia del Club Náutico Internacional Hemingway
de Cuba.
Dijo que nació en Miami y allí creció, pero
siguió los pasos de su abuelo al tener una vida activa que le llevó por Europa,
Italia, España y Francia.
Al centro el Comodoro Escrich con la delegación visitante |
Incluso corrió 15 veces delante de toros en
España, en los Sanfermines de Pamplona, algo que calificó de muy riesgoso.
Durante esta visita está por primera vez en
Finca Vigía, en la casa que habitara su abuelo en San Francisco de Paula. Gusta
de la pesca de la aguja y al Fly (mosca) y ya compitió en varios torneos.
Dice que los cubanos constituyen un pueblo
muy acogedor y trabajador y reiteró que en el grupo de su visita vienen
biólogos estadounidenses que tienen un proyecto para buscar de común con sus
colegas cubanos métodos para proteger mejor a los peces del Estrecho de la
Florida.
Tales declaraciones, conjugadas con las
biografías de los restantes acompañantes en la visita, además de poner en el
tapete los asuntos de viajes y el turismo, también anidan el deseo de muchos
comerciantes y estadounidenses en general de que existan relaciones normales
entre ambos países.
Ese deseo incluso se reitera en eventos
donde aparezca una delegación estadounidense como en su momento en las bolsas
comerciales, como la Feria de La Habana FIHAV o en citas turísticas y
encuentros bilaterales de diferente tipo.
Jeffrey, el jefe de la delegación estadounidense |
Por tanto, esta visita de los nietos del
escritor constituye una arista de varios filos, por supuesto todos beneficiosos
a la larga para ambas partes, y signo de paz, como en realidad lo destila el
turismo por los cuatro costados allí donde llegaran sus aldabonazos.
LOS
NIETOS EN UNA CUBA MUY TURÍSTICA
John y Patrick, por tanto, otorgan
espaldarazo al criterio de que el turismo constituye una industria de paz y
alternativa frente a los conflictos.
Luego de más de 50 años de diferendo entre
Estados Unidos y Cuba, esta visita constituye otro intento de bocanada de aire
fresco, o por lo menos advertencia al cambio constructivo.
Oficialmente, ambos nietos del novelista
llegaron para celebrar los 60 años de la entrega del Premio Nobel de Literatura
a su abuelo (1954) y los 80 de la compra del yate Pilar, que ahora está posado
en una piscina seca del Museo Hemingway, en Finca Vigía, San Francisco de Paula
(casa comprada en 1939)
Siempre, los mejores emisarios de paz son
precisamente los escritores, ambientalistas, científicos y personas
relacionadas con el mundo cultural, y en este caso el tema se refuerza, cuando
se trata de familiares de alguien que en vida dijera ante la televisión que se
consideraba “un cubano sato”, precisamente cuando lo entrevistaron en ocasión
de recibir la medalla de ese Premio (atesorada en Cuba)
Como otro dato adicional, John reside en
Montreal (Canadá) y su hermano en Vancouver, y Jeffrey H. Boutwell, el jefe del
grupo y secretario de US Pugwash, elogió que en el primer acto del programa, la
visita al poblado marinero de Cojímar, el contacto fundamental fuera con el
pueblo y no con autoridades propiamente.
Allí depositaron una ofrenda floral, en
medio de un gentío, en el busto de su abuelo, escultura sumamente interesante,
pues fue fundamental el aporte de La Cooperativa de Pescadores de Cojímar,
entre quienes estaban los mejores amigos del escritor (la medalla del Nobel la
donó Hemingway a estas personas).
Los nietos a su llegada a Cojímar |
La idea la esbozó el periodista y escritor
Fernando G. Campoamor (fallecido), amigo del autor, y quien en el periódico El
Mundo, sugirió la idea del busto, en 1962, que finalmente seria obra del
escultor local Fernando Boada.
Pero lo novedoso, es que los humildes
pescadores de Cojímar reunieron todo el bronce posible de paletas y anclas para
que el artista tuviera material a la hora de confeccionar esa obra que ahora
mira al mar con insistencia.
Los nietos de Hemingway (1899-1961, los 60
época del inicio de la rigidez con Cuba) renuevan una amistad que duro más de
20 años del novelista, no precisamente con la elite insular, sino con
pescadores, de ahí que aún quienes no le conocieran le veneran por su desenfado
y amistad para este archipiélago.
De paso, esta visita remarca a la náutica
recreativa, y la pesca, bajo el principio ambientalista de marcar y soltar (tag
and release) y el desarrollo de un turismo que ya atrae por año a más de dos
millones de visitantes de todo el mundo.
Además, los nietos del escritor, recibieron
durante su visita la condición de Miembros de Honor del Club Internacional
Hemingway de Cuba.
El Comodoro de dicho club, José Miguel Díaz
Escrich, entregó sendos carnés que les identifican con tal reconocimiento, y
destacó a su abuelo como símbolo de la amistad entre estadounidenses y cubanos,
sobre todo de ambas comunidades de yatistas.
El Comodoro Escrich en Cojímar con los visitantes |
Díaz Escrich resaltó los lazos entre los
pueblos de ambos países durante la ceremonia de agasajo a los nietos, efectuada
en la propia sede del Club, en la Marina Hemingway, zona oeste de La Habana, un
rincón que en su momento tuviera las miras de la mafia estadounidense.
Recordó que en ese poblado (Cojímar) todavía
viven tres personas que cuando se filmó la película El viejo y el mar en los
años 50, eran niños que atendían a Hemingway durante el rodaje y tiene
anécdotas muy interesantes narradas a los nietos del novelista.
La entrega de Miembro de Honor resultó un
acuerdo de la directiva del Club (creado en 1992), y los botes que participaron
en la navegación resultó un préstamo de afiliados a esa institución, en cuya
nómina aparecen empresarios y diplomáticos extranjeros.
El programa, por demás, incluyó un encuentro
con el escritor cubano Leonardo Padura en la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba (UNEAC), artista que en sus laureadas novelas policiacas enfoca lo más
crudo posible la realidad cubana, quien por demás incluso crítico de la vida y
obra de Hemingway.
Y completó el recorrido encuentros en el
Acuario Nacional, La Universidad de La Habana, la escuela de pintura San
Alejandro, recorridos por La Habana Vieja, y una estancia significativa en el
Hotel Ambos Mundos (alojamiento) precisamente donde Hemingway le tomó cariño a
Cuba.
John Patrick (escritor) y Patrick Edward
(fotógrafo), son hijos de Gregory Hemingway (1931-2001) y nietos de Pauline
Pfeiffer (1895-1951) segunda de las cuatro esposas del novelista.
De cualquier manera, la visita de los nietos
a Cuba bien puede ser un granito, pequeñito, de arena en esa gran playa
necesaria de la solución de los desacuerdos y políticas erróneas.
/rfc
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