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domingo, 17 de noviembre de 2024

EL DECURSAR DEL TURISMO La Habana siempre turística, ahora con 505 años, pese a problemas Por Roberto F. Campos. FOTOS EL AUTOR

 

EL DECURSAR DEL TURISMO

La Habana siempre turística, ahora con 505 años, pese a problemas

Por Roberto F. Campos. FOTOS EL AUTOR

 

La Habana, 16 nov. 2024. La Habana como el epicentro del turismo para este archipiélago cumple hoy 505 años de fundada.

   Pese a los entuertos de una ciudad agobiada por problemas económicos esta urbe llega al 16 de noviembre con renovados brillos, aunque sea en el respeto a sus tradiciones, cultura, historia y paisajes intramuros.

   Declarada entre las siete Ciudades Maravilla del Mundo, en su momento, La Habana justifica ese y otros muchos reconocimientos no solo por su belleza y movilidad, sino por las tradiciones de su gente, pese a los agobios.

   El paisaje urbano bien conservado, gracias a la Oficina del Historiador de la Ciudad (Eusebio Leal/1942-2020)) y a las serias intenciones del Ministerio de Turismo (Mintur) y otras instancias ciudadanas, permite un panorama al estilo de una Babel, con personas de todas partes.

   Fundada definitivamente en 1519 a la sombra de un frondoso árbol, una Ceiba, esta ciudad devino de repente muy cosmopolita cargada de viajeros de todos lados, en busca de conocerla mejor.

   Un ambiente delicioso, se respira en sus calles por donde pasean gente llegada desde cualquiera de los cinco continentes, hablando su idioma, pero compenetrándose con los capitalinos de la única manera posible: mediante la cordialidad.

   Cuba, y La Habana como esencia de esencias, representa a un pueblo muy mezclado, donde las principales procedencias lo constituyen lo español y lo africano, pero también confluyen lo chino, haitiano, alemán, francés, hebreo y de otras muchas partes.

   La Villa de San Cristóbal de La Habana, como realmente es su nombre, se fundó un 16 de noviembre de 1519 a orillas del Puerto Carenas, luego de que en 1515 tuviera un asentamiento inicial en la costa sur del país.

   Esta primera ciudad en la zona occidental insular la definen los historiadores como un lugar de grandeza debido a sus monumentos y por una escala humana relacionada mediante sus valores patrimoniales únicos, donde se asientan cinco siglos de historia.

   La bahía se conformaba en punto de reunión de toda la flota española en su viaje hacía la metrópoli llevando las riquezas de todo el hemisferio occidental, custodiadas estas flotas por barcos de guerras, bajo el constante asedio de piratas y gente de toda laya.

   Visto su atractivo particular de urbe invadida en 1555 por piratas y en 1792 por la flota inglesa, sus murallas y refugios, conservan pedazos, piedras y vestigios de mucho valor para los viajeros.

   Toda su riqueza fue premiada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) al declararla Patrimonio de la Humanidad en 1982.

   Es la capital de la República, abarca completamente 732 kilómetros cuadrados y posee 15 municipios de los cuales nueve son totalmente urbanos, de ellos 4,5 kilómetros cuadrados pertenecen a parte vieja, la más interesante (con 2,2 kilómetro en el eje recreativo-histórico).

   Se trata del eje del turismo en Cuba, pues por sus calles se pasean más del 90 por ciento de todos los viajeros que llegan al país tanto en plan de descanso como en negocios o atención médica.

   De ahí que hoy, el panorama de una ciudad rejuvenecida establezca las pautas contra las fealdades, los problemas y a favor de una tradicional ciudad que a todos gusta.

   Por demás, sus fortalezas, además de conservación arqueológica representan escenarios apropiados para fotografiar.

   Dedicados unos escenarios a la arqueología, como La Punta, a ferias y visitas de turistas, como El Morro y La Cabaña, y otras a la gastronomía, como La Chorrera, las fortalezas habaneras constituyen punto de visita y de atractivo inigualable para quienes llegan a la capital cubana.

   Se trata de escenarios con mucha historia, muy bien conservados y por lo tanto uno de los atractivos más relevantes de La Habana, creados para proteger la Villa de San Cristóbal de La Habana de los ataques de corsarios y piratas. Buen ejemplo lo constituye, entre otros muchos baluartes, el Castillo del Morro, que recibe a aquellos que llegan por mar a la urbe.

   El Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, se posa sobre una alta roca a la entrada de la Bahía. Las obras duraron 40 años, iniciadas en 1589 y terminadas en 1630.

   Entonces, El Morro, como simplemente se le conoce, tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas, se eleva a 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos.

   Y como hecho más distintivo, resultó enfrentar en 1762 a la escuadra inglesa que se apoderó de él y desde allí propició la toma de La Habana que duró 11 meses (hasta el 6 de julio de 1763).

   Los viajeros distinguen hoy día por sobre la fortaleza su torre de 10 metros, su faro marítimo, que sirvió de atalaya y tuvo varios cambios: al principio alimentado por leña, en 1819 por aceite, en 1928 con acetileno y finalmente desde 1945 con electricidad.

   Por demás, los expertos también mencionan mucho al Castillo de la Real Fuerza, cuando comenzó su construcción en 1558 y terminaron sus obras 20 años después, en 1578.

   La Punta, junto con El Morro, creó un fuego cruzado contra los atacantes. Se elevó en un saliente, y duró 10 años levantarlo, para terminarlo en 1600, tres décadas antes que El Morro.

   En tanto, el castillo de San Carlos de La Cabaña comenzó a erigirse en 1763 por orden de Carlos III. Plaza de 700 metros de largo, con un polígono de 450 metros de murallas de bellas líneas.

   Fortalezas soñadoras, espacios de fotografías, y escenarios conservados en el tiempo que ahora cobran un realce apropiado por los 505 años de La Habana.

rfc/



















TURISMO, LA MEJOR BANDERA El Parque Maceo como símbolo turístico de La Habana Por Roberto F. Campos. FOTOS EL AUTOR

 

TURISMO, LA MEJOR BANDERA

El Parque Maceo como símbolo turístico de La Habana

Por Roberto F. Campos. FOTOS EL AUTOR

 

LA HABANA. 17 nov. 2024..- Uno de los patriotas más significativos de Cuba tiene un hermoso parque en La Habana que hoy recuerda su grandeza ante las gestas libertarias, se trata del Generalísimo Antonio Maceo.

   Este escenario es muy turístico y abarca imagen, escultura y entorno, propio para las fotografías y para recordar a esa personalidad que luchó contra el colonialismo español.

   José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales fue un militar y político cubano, mayor general y lugarteniente general del Ejército Libertador, apodado El Titán de Bronce y uno de los líderes mambises.

   Nació el 14 de junio de 1845, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, y cayó en combate el 7 de diciembre de 1896, en la occidental localidad de Punta Brava.

   Su recordatorio más lúcido en la capital, el Parque Antonio Maceo, es a su vez monumento que se erigió frente al Malecón de La Habana.

   Fue emplazado en la manzana delimitada al norte y sur, por la calle Malecón y la fusión de las nombradas Jovellar y San Lázaro respectivamente. Al este y oeste, las de Belascoaín y Marina, área que en el período colonial ocupara la caleta de San Lázaro frente al antiguo centro de Beneficencia, espacio que comparte con el Torreón de San Lázaro.

   A mediados del siglo XVII, cuando el lugar donde se encuentra el parque era solo una playa desierta, se construyó el torreón de San Lázaro (fortificación militar española).

   Entre 1744 y 1760 se edificó el hospital de San Lázaro y en 1794 se inauguró la Casa de Beneficencia. En 1910, en la esquina de Belascoaín y San Lázaro, en diagonal al parque se construyó la Secretaría de Sanidad y Beneficencia que luego se convertiría en el hotel Manhattan (en 1916 el Malecón se extendió hasta la calle Belascoaín).

   La explanada que ocupa el Parque Maceo fue sede de la Batería de la Reina o San Lázaro, la cual se construyó entre los años 1856 y 1861.

   Ella constituyó una enorme plaza circular con una batería a barbeta que miraba al mar, múltiples alojamientos para una guarnición de 250 hombres y 44 piezas que cruzaban sus fuegos con la Batería de Santa Clara, emplazada en la zona donde se encuentra el Hotel Nacional de Cuba, y el Castillo de la Punta.

   La Batería se demolió a principios del siglo XX y del sitio, que fue abandonado, solo quedó una pequeña extensión destinada a parque, el cual, se dedicó a Antonio Maceo.

   Para este fin, se convocó a un concurso el 2 de febrero de 1911, del cual se seleccionó el proyecto de monumento presentado por el escultor italiano Domenico Boni y el diseño del lugar se le dio al arquitecto Francisco Centurión.

   Los orígenes de rendir homenaje al Titán de Bronce en este entorno se remontan a 1905, cuando en sesión del Ayuntamiento correspondiente al 17 de noviembre se acuerda rebautizar la calle San Lázaro con el nombre Avenida de Maceo.

   Interés que toma como expresión la calle Malecón por acuerdo del 2 de diciembre de 1908 con el título Avenida del General Antonio Maceo y, apenas un año después, el 6 de diciembre, Avenida Antonio Maceo.

 

UN MONUMENTO DE MUCHA VISTA

   El 20 de mayo de 1916 se inauguró el monumento, pero el parque quedó sin construirse. Entonces, propiamente en 1925 y sobre la base del proyecto del arquitecto Francisco Centurión, se decide remediar el estado de abandono en el que, por muchos años, había permanecido el lugar.

   El resultado es blanco de protestas, entre ellas la del historiador Emilio Roig, que desde las páginas de la revista Carteles, hace un llamado a la conciencia de los gobernantes, en especial a la de Carlos Miguel de Céspedes, Secretario de Obras Públicas, para que haga un parque como La Habana se merece, como el nombre de Maceo se merece.

   Algunos elementos decorativos que habían sido añadidos al parque, como tinajones y ranas, son retirados.

   Una portada funeraria, realizada para el cementerio de Cienfuegos, pero que el ayuntamiento de esta ciudad no pagó, es cedida al parque por el contratista.

   La fuente luminosa, que no era más que una taza de cemento, se sustituye por otra de piedra. En 1938, Emilio Roig, otra vez desde la revista Carteles, reitera su protesta y en esta ocasión se retira la pérgola construida en el parque.

  Por tanto, no es hasta 1960, que el parque es objeto, de una remodelación capital y adquiere otra fisonomía.

   Apareció entonces, las balas y cañones que habían permanecido enterradas desde que fuera eliminada la Batería de San Lázaro. Se aumentó el área a 30 mil metros cuadrados y se construyó el túnel que une al parque con el muro del Malecón, cuya altura máxima alcanza los dos metros.

   En 1996 se realizó una reparación media con motivo del centenario de la caída en combate de Antonio Maceo.  Se colocaron reflectores al conjunto escultórico, se sitúo un asta de bandera cerca del monumento y luminarias en todo el parque.

   También se construyeron aceras, se instalaron nuevos asientos, se reparó el parque infantil y se sembró una nueva vegetación. En el año 2001 se llevó a cabo la última intervención, según proyecto del Plan Malecón de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

 

EL DISEÑO Y SUS ATRACTIVOS

   En el diseño original el Titán de Bronce estuvo representado a galope tendido sobre un grupo de bayonetas erizadas pero, los miembros de la comisión del concurso estimaron que este remate del monumento era una severa dificultad para la compenetración y el mutuo amor de españoles y cubanos.

   Por lo tanto, se determinó que el proyecto inicial fuera sustituido por otro. La posición de la escultura, de espaldas o de frente al mar, fue motivo de intensas polémicas y además, el costoso pedestal sobre el que finalmente fue colocada, tampoco figuraba en el boceto original.

   El monumento fue construido en granito y bronce. En los cuatro ángulos de la base, mediante grandes figures, están representados la acción, el pensamiento, la justicia y la ley.

   En la parte frontal un relieve muestra a la madre de los Maceos, Mariana Grajales, en el acto de hacer jurar a sus hijos fidelidad a la patria. Alrededor del fuste aparecen otros grandes relieves que narran cuatro momentos esenciales en la vida de Maceo.

  Tales cuatro momentos fueron Mangos de Mejía, Protesta de Baraguá, Cacarajícara y La Indiana, cuando corona el monumento la estatua ecuestre del héroe.

   El 25 de septiembre de 1981 es inscrito como bien patrimonial del territorio por Tomás Piard, especialista del Museo Histórico Municipal de Centro Habana.

   El parque Maceo devino entonces en lo que es hoy, un sitio no solo para honrar al general mambí, sino también un punto de paso y concentración de personas, un lugar de esparcimiento para muchos, de juegos infantiles, paseos de enamorados y jóvenes que pasan el rato en el propio monumento.

   Por demás, en sus derredores se pueden ver el Hospital Hermanos Ameijeiras, la fila del Cocotaxi, la Calle 27 de Noviembre (Jovellar), la Capilla la Inmaculada situada en la calle San Lázaro frente al Parque, Plantas de uva caleta en la jardinería y el mar, áreas para juegos infantiles, la fuente y el Torreón de San Lázaro.

   En su conjunto, se puede apreciar una bella obra arquitectónica y escultórica, el apreciado mar, el malecón de La Habana, y la singularidad de ese lugar sumamente histórico, cultural y turístico.

/rfc

 

 














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