TURISMO,
LA MEJOR BANDERA
El
Parque Maceo como símbolo turístico de La Habana
Por
Roberto F. Campos. FOTOS EL AUTOR
LA
HABANA. 17 nov. 2024..- Uno de los patriotas más significativos de Cuba tiene
un hermoso parque en La Habana que hoy recuerda su grandeza ante las gestas
libertarias, se trata del Generalísimo Antonio Maceo.
Este escenario es muy turístico y abarca
imagen, escultura y entorno, propio para las fotografías y para recordar a esa
personalidad que luchó contra el colonialismo español.
José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales
fue un militar y político cubano, mayor general y lugarteniente general del
Ejército Libertador, apodado El Titán de Bronce y uno de los líderes mambises.
Nació el 14 de junio de 1845, en la oriental
provincia de Santiago de Cuba, y cayó en combate el 7 de diciembre de 1896, en
la occidental localidad de Punta Brava.
Su recordatorio más lúcido en la capital, el
Parque Antonio Maceo, es a su vez monumento que se erigió frente al Malecón de
La Habana.
Fue emplazado en la manzana delimitada al
norte y sur, por la calle Malecón y la fusión de las nombradas Jovellar y San
Lázaro respectivamente. Al este y oeste, las de Belascoaín y Marina, área que
en el período colonial ocupara la caleta de San Lázaro frente al antiguo centro
de Beneficencia, espacio que comparte con el Torreón de San Lázaro.
A mediados del siglo XVII, cuando el lugar
donde se encuentra el parque era solo una playa desierta, se construyó el
torreón de San Lázaro (fortificación militar española).
Entre 1744 y 1760 se edificó el hospital de
San Lázaro y en 1794 se inauguró la Casa de Beneficencia. En 1910, en la
esquina de Belascoaín y San Lázaro, en diagonal al parque se construyó la
Secretaría de Sanidad y Beneficencia que luego se convertiría en el hotel
Manhattan (en 1916 el Malecón se extendió hasta la calle Belascoaín).
La explanada que ocupa el Parque Maceo fue
sede de la Batería de la Reina o San Lázaro, la cual se construyó entre los
años 1856 y 1861.
Ella constituyó una enorme plaza circular
con una batería a barbeta que miraba al mar, múltiples alojamientos para una
guarnición de 250 hombres y 44 piezas que cruzaban sus fuegos con la Batería de
Santa Clara, emplazada en la zona donde se encuentra el Hotel Nacional de Cuba,
y el Castillo de la Punta.
La Batería se demolió a principios del siglo
XX y del sitio, que fue abandonado, solo quedó una pequeña extensión destinada
a parque, el cual, se dedicó a Antonio Maceo.
Para este fin, se convocó a un concurso el 2
de febrero de 1911, del cual se seleccionó el proyecto de monumento presentado
por el escultor italiano Domenico Boni y el diseño del lugar se le dio al
arquitecto Francisco Centurión.
Los orígenes de rendir homenaje al Titán de
Bronce en este entorno se remontan a 1905, cuando en sesión del Ayuntamiento
correspondiente al 17 de noviembre se acuerda rebautizar la calle San Lázaro
con el nombre Avenida de Maceo.
Interés que toma como expresión la calle
Malecón por acuerdo del 2 de diciembre de 1908 con el título Avenida del
General Antonio Maceo y, apenas un año después, el 6 de diciembre, Avenida
Antonio Maceo.
UN
MONUMENTO DE MUCHA VISTA
El 20 de mayo de 1916 se inauguró el
monumento, pero el parque quedó sin construirse. Entonces, propiamente en 1925 y
sobre la base del proyecto del arquitecto Francisco Centurión, se decide
remediar el estado de abandono en el que, por muchos años, había permanecido el
lugar.
El resultado es blanco de protestas, entre
ellas la del historiador Emilio Roig, que desde las páginas de la revista
Carteles, hace un llamado a la conciencia de los gobernantes, en especial a la
de Carlos Miguel de Céspedes, Secretario de Obras Públicas, para que haga un
parque como La Habana se merece, como el nombre de Maceo se merece.
Algunos elementos decorativos que habían
sido añadidos al parque, como tinajones y ranas, son retirados.
Una portada funeraria, realizada para el
cementerio de Cienfuegos, pero que el ayuntamiento de esta ciudad no pagó, es
cedida al parque por el contratista.
La fuente luminosa, que no era más que una
taza de cemento, se sustituye por otra de piedra. En 1938, Emilio Roig, otra
vez desde la revista Carteles, reitera su protesta y en esta ocasión se retira
la pérgola construida en el parque.
Por tanto, no es hasta 1960, que el parque es
objeto, de una remodelación capital y adquiere otra fisonomía.
Apareció entonces, las balas y cañones que
habían permanecido enterradas desde que fuera eliminada la Batería de San
Lázaro. Se aumentó el área a 30 mil metros cuadrados y se construyó el túnel
que une al parque con el muro del Malecón, cuya altura máxima alcanza los dos
metros.
En 1996 se realizó una reparación media con
motivo del centenario de la caída en combate de Antonio Maceo. Se colocaron reflectores al conjunto
escultórico, se sitúo un asta de bandera cerca del monumento y luminarias en
todo el parque.
También se construyeron aceras, se
instalaron nuevos asientos, se reparó el parque infantil y se sembró una nueva
vegetación. En el año 2001 se llevó a cabo la última intervención, según
proyecto del Plan Malecón de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
EL
DISEÑO Y SUS ATRACTIVOS
En el diseño original el Titán de Bronce
estuvo representado a galope tendido sobre un grupo de bayonetas erizadas pero,
los miembros de la comisión del concurso estimaron que este remate del
monumento era una severa dificultad para la compenetración y el mutuo amor de
españoles y cubanos.
Por lo tanto, se determinó que el proyecto
inicial fuera sustituido por otro. La posición de la escultura, de espaldas o
de frente al mar, fue motivo de intensas polémicas y además, el costoso
pedestal sobre el que finalmente fue colocada, tampoco figuraba en el boceto
original.
El monumento fue construido en granito y
bronce. En los cuatro ángulos de la base, mediante grandes figures, están representados
la acción, el pensamiento, la justicia y la ley.
En la parte frontal un relieve muestra a la
madre de los Maceos, Mariana Grajales, en el acto de hacer jurar a sus hijos
fidelidad a la patria. Alrededor del fuste aparecen otros grandes relieves que
narran cuatro momentos esenciales en la vida de Maceo.
Tales cuatro momentos fueron Mangos de Mejía,
Protesta de Baraguá, Cacarajícara y La Indiana, cuando corona el monumento la
estatua ecuestre del héroe.
El 25 de septiembre de 1981 es inscrito como
bien patrimonial del territorio por Tomás Piard, especialista del Museo
Histórico Municipal de Centro Habana.
El parque Maceo devino entonces en lo que es
hoy, un sitio no solo para honrar al general mambí, sino también un punto de
paso y concentración de personas, un lugar de esparcimiento para muchos, de
juegos infantiles, paseos de enamorados y jóvenes que pasan el rato en el
propio monumento.
Por demás, en sus derredores se pueden ver
el Hospital Hermanos Ameijeiras, la fila del Cocotaxi, la Calle 27 de Noviembre
(Jovellar), la Capilla la Inmaculada situada en la calle San Lázaro frente al
Parque, Plantas de uva caleta en la jardinería y el mar, áreas para juegos
infantiles, la fuente y el Torreón de San Lázaro.
En su conjunto, se puede apreciar una bella
obra arquitectónica y escultórica, el apreciado mar, el malecón de La Habana, y
la singularidad de ese lugar sumamente histórico, cultural y turístico.
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