Un “Pelú” atrae a turistas en ciudad cubana
Por Roberto F. Campos
Baracoa, Cuba 7 ene. 2018. Con un inicio de año muy
alentador para el turismo cubano, viajeros de todo el mundo tienen mucho que
ver con una escultura sumamente particular en la oriental ciudad de Baracoa, la
del Pelú.
Baracoa,
la más al Este urbe de Cuba, la Primada, como se le conoce, fue la primera
villa fundada por los españoles en la isla en 1511 y tiene mucho que aportar al
turismo que está en alza en esta isla caribeña.
Entre sus
valores añadidos se encuentran las leyendas y tradiciones como el caso de la
relacionada con El Pelú, un español que tiene su escultura en uno de sus paseos
principales de la villa.
Por el año 1893 llegó a Baracoa un misterioso personaje
nombrado Vicente Rodríguez, procedente de Poza, provincia de la Coruña en
España.
Algunas
narraciones lo señalan como un rico comerciante que tuvo gran fortuna en
Santiago de Cuba. Por esos días era tratado como un gran señor y su
inteligencia inspiraba respeto.
Un buen día
Vicente se marchó, pero nadie supo a dónde. Algún tiempo después regresó a
Baracoa, exactamente en el año 1896, pero su aspecto ya no era el mismo. El
hombre llegó despojado de toda fortuna y envuelto en la más cruda miseria.
Exhibía el pelo desaliñado, una barba rizada muy revuelta
y ropas en harapos. Dicen que enloqueció completamente y caminaba descalzo y
con los pantalones remangados.
Nunca fue
agresivo con nadie, pero al verlo deambular solo por las noches, las personas
comenzaron a temerle y a esgrimir fábulas tenebrosas sobre la presencia de
aquel hombre, al que llamaron el “Pelú de Baracoa” o “El misterioso”.
Algunos lo
humillaron, incluso fue apedreado varias veces y luego de protestas, el
Ayuntamiento decidió expulsarlo para siempre de la localidad.
El día de
su partida, el “Pelú de Baracoa”, maldijo al lugar. Poco antes de partir se le
escuchó decir: En Baracoa se harán muchos buenos planes, se generarán muchas
buenas ideas, pero todas se desmoronaran, nada se les cumplirá.
La leyenda,
ya centenaria, continúa intacta en la memoria popular. Muchos baracoenses creen fervientemente en
esta maldición.
Esos
vaticinios que presagio El Pelú para la
ciudad de Baracoa a finales de la década del noventa siglo XIX, pasaron de
generación en generación hasta el presente, y para bien o para mal una estatua
le recuerda, motivo sobrado para la curiosidad de los turistas.
El
misterioso se llamaba Vicente Rodríguez, era natural de Poza, provincia de la
Coruña, donde nació en 1857. Llegó como
la mayoría de los españoles y al parecer logró hacer capital en Santiago de
Cuba como comerciante y persona de no poca inteligencia.
Por un
accidente de la vida, se convierte en misionero, da todas sus pertenencias a
los pobres que bendijeron su determinación, sin embargo muchos desconocieron
sus benéficas labores. Ahora esta eternizado en uno de los pasos de la ciudad.
/rfc
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