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viernes, 28 de junio de 2019

El infrecuente calor de Ginebra y el color local Roberto F. Campos



El infrecuente calor de Ginebra y el color local
Roberto F. Campos

Ginebra, 28 jun.2019..  (Prensa Latina) En una Ginebra muy dedicada a sus organismos internacionales, caracterizada por un clima frio, hoy se enseñorea el calor que atenaza sobre todo a quienes viajaron aquí en busca de una temperatura más equilibrada.
   Pero no sería un problema si los edificios públicos tuvieran acondicionadores de aire fuertes, o tan siquiera paletas de aire o ventiladores, nada de eso, el calor es más apreciable en los salones de reuniones.
   La habitual chaqueta para hombres y mujeres que trabajan en las muchas entidades globales que aquí radican, por momentos es sustituida por alguna camisa remangada.
   Sin embargo, los lugareños aprovechan esa oportunidad para estar en poca ropa junto al lago Leman, en el rió Ródano, o simplemente en algún parque bajo la sombra.
   Ayuda a llegar a esos lugares una excelente combinación de transportes, muy ágiles y puntuales, conformados por un ejército de buses, barcos, tranvías y trenes.
   Las paradas de los buses, por ejemplo, señalan el tiempo de llegada de una ruta en particular, y lo mejor de lo mejor, es que esas unidades sí tienen alguna climatización, no de competencia con la canícula, pero por lo menos algo refrescante.
   Ese es el eje de crónica de un grupo de periodistas latinoamericanos que participan por estos días en un seminario de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Cuando suben a buses o tranvías allí se aprecia un poco mas de fresco de su acondicionador de aire.
   Pues en los salones donde tienen constantes reuniones el calor es agobiante. El aire acondicionado propiamente es un sistema de enfriamiento por agua para refrescar las moradas.
   Explican los locales entendidos, que se trata de una cultura suiza ecológica para proteger al medio ambiente y por lo perjudicial de los gases refrigerantes se abstienen de emplearlos.
   Por demás, al ser un país frio, y los edificios estar preparados para ello, se trata de un corto tiempo de calor por lo que no es necesario realizar nuevas inversiones para enfrentar los escasos períodos de calor fuerte.
   El lago Leman siempre está ahora, y en las tardes sobre todo, con barcos de recreo de diferente porte.
   En las calles el movimiento es continuo, los locales –digamos suizos y un casi 50 por ciento de extranjeros- andan en patinetas eléctricas y bicicletas, además de las raudas motos y vehículos de motor.
   No obstante, el cuidado mayor de los peatones está en mirar bien si viene en marcha apurada algún patinante o ciclista, por cierto para estos equipos la edad no importa, los mayores las emplean, e incluso se montan en ropa elegante en ellas.
   Hablamos de bicis eléctricas o clásicas, una patineta igualmente eléctrica, y potentes motos que compiten cotidianamente con lujosos automóviles.
   Muchos funcionarios de Naciones Unidas las emplean, y al llegar a la puerta de entrada de su edificio se las colocan bajo el brazo y siguen su rumbo.
   Por tanto, estos son días en Ginebra de mucho color, y mucho calor, con un clima que los periodistas latinoamericanos mencionados pensaban que dejaron en sus países, sobre todo este informador, para venir a algo más fresco.
   Supuestamente en junio la temperatura debería pasar de 17 a 23 grados, y en días como este viernes es de más de 33. Pero el ambiente es agradable, la urbe bien organizada y, sobre todo, puntual como su fama de las marcas más famosas de relojes del mundo.
mem/rfc









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