TURISMO CONTRA COVID-19
¿La cuerda floja de los turistas de 2020?
Por Roberto F. Campos
La Habana, 21 may.2020. Todo parece indicar que la reanimación del turismo sin que la pandemia de la Covid-19 termine totalmente mostrará un viajero caminando por una cuerda floja en lugar de disfrutando del descanso.
Este parecer lo sustentan algunos analistas que aprecian como ya muchos países de Europa y otras latitudes abren sus puertas, o por lo menos prevén que junio será el mes de reinicio de los viajes, quizás internos, quizás externos (ya algunas puertas están propiamente abiertas).
Una televisora incluso mostró a un joven que manifestó indignación por las restricciones de su gobierno (Alemania) y reclamó el derecho a moverse libremente, independientemente de la pandemia.
El problema es bastante peliagudo, por
un lado está la opción de proteger a los conciudadanos de un peligro que se
expande con facilidad, y por el otro está el eslabón económico, en el que la
industria de los viajes juega un papel fundamental para todo el mundo.
Se trata de que el turismo tiene tras de sí una cadena insoslayable como es el caso del transporte aéreo y todo lo que implica (combustible, precios del petróleo, producción, mercados) y por el otro aparecen los hoteles, líneas férreas, y en buena medida agencias de viajes y turoperadores.
Ya queda claro que el mundo cambió con la Covid-19, y será necesario por un buen tiempo convivir con la enfermedad y seguir el camino. Pero tal decisión es algo complicada si se tiene en cuenta la primordial letalidad para los mayores de 65 años de edad, o personas con enfermedades de riesgo.
Ello llevaría a un mundo que cada vez envejece mas, a tener -por lo menos en teoría- a los jóvenes en movimiento (muchos incluso no pararon ni por las medidas oficiales de retraimiento), y a los viejos y enfermos en casa por tiempo indefinido (¿selección natural?).
Tal situación conduciría al cuestionamiento de: ¿acaso el tiempo que le queda por vivir a los mayores o los enfermos crónicos lo tienen que pasar aislados, solo para sobrevivir algo más?.
Por tanto, en cuanto a turismo, economía y opiniones, se aprecia una especie de espacio filosófico en el que algunos no quieren ni pensar.
Mientras, las cadenas hoteleras y
líneas aéreas, preparan planes de protección sanitaria, de distintos tipos. Por
ejemplo, la crisis sanitaria obliga a las cadenas hoteleras a replantear sus
servicios para reducir los contagios.
Los expertos dejaron claro que cuantos menos objetos estén en las habitaciones, mejor. Así, Hilton presentó su campaña CleanStay/estancia limpia (no es la única, algo por el estilo ya hicieron Meliá e Iberostar), cuando los huéspedes notarán que faltan algunos objetos familiares.
Señalan que nada de artículos en la habitación que podrían ser tomados por huellas dactilares por invitados anteriores (revistas, cuadernos, bolígrafos), esos artículos serán retirados.
También creen que se trata de la muerte del minibar, y de las mesas buffet, para pasar a un escenario de comidas servidas por empleados ataviados con trajes como de hospital en cuarentena.
¿La cuerda floja de los turistas de 2020?
Por Roberto F. Campos
La Habana, 21 may.2020. Todo parece indicar que la reanimación del turismo sin que la pandemia de la Covid-19 termine totalmente mostrará un viajero caminando por una cuerda floja en lugar de disfrutando del descanso.
Este parecer lo sustentan algunos analistas que aprecian como ya muchos países de Europa y otras latitudes abren sus puertas, o por lo menos prevén que junio será el mes de reinicio de los viajes, quizás internos, quizás externos (ya algunas puertas están propiamente abiertas).
Una televisora incluso mostró a un joven que manifestó indignación por las restricciones de su gobierno (Alemania) y reclamó el derecho a moverse libremente, independientemente de la pandemia.
El problema es bastante peliagudo, por
un lado está la opción de proteger a los conciudadanos de un peligro que se
expande con facilidad, y por el otro está el eslabón económico, en el que la
industria de los viajes juega un papel fundamental para todo el mundo.Se trata de que el turismo tiene tras de sí una cadena insoslayable como es el caso del transporte aéreo y todo lo que implica (combustible, precios del petróleo, producción, mercados) y por el otro aparecen los hoteles, líneas férreas, y en buena medida agencias de viajes y turoperadores.
Ya queda claro que el mundo cambió con la Covid-19, y será necesario por un buen tiempo convivir con la enfermedad y seguir el camino. Pero tal decisión es algo complicada si se tiene en cuenta la primordial letalidad para los mayores de 65 años de edad, o personas con enfermedades de riesgo.
Ello llevaría a un mundo que cada vez envejece mas, a tener -por lo menos en teoría- a los jóvenes en movimiento (muchos incluso no pararon ni por las medidas oficiales de retraimiento), y a los viejos y enfermos en casa por tiempo indefinido (¿selección natural?).
Tal situación conduciría al cuestionamiento de: ¿acaso el tiempo que le queda por vivir a los mayores o los enfermos crónicos lo tienen que pasar aislados, solo para sobrevivir algo más?.
Por tanto, en cuanto a turismo, economía y opiniones, se aprecia una especie de espacio filosófico en el que algunos no quieren ni pensar.
Mientras, las cadenas hoteleras y
líneas aéreas, preparan planes de protección sanitaria, de distintos tipos. Por
ejemplo, la crisis sanitaria obliga a las cadenas hoteleras a replantear sus
servicios para reducir los contagios.Los expertos dejaron claro que cuantos menos objetos estén en las habitaciones, mejor. Así, Hilton presentó su campaña CleanStay/estancia limpia (no es la única, algo por el estilo ya hicieron Meliá e Iberostar), cuando los huéspedes notarán que faltan algunos objetos familiares.
Señalan que nada de artículos en la habitación que podrían ser tomados por huellas dactilares por invitados anteriores (revistas, cuadernos, bolígrafos), esos artículos serán retirados.
También creen que se trata de la muerte del minibar, y de las mesas buffet, para pasar a un escenario de comidas servidas por empleados ataviados con trajes como de hospital en cuarentena.
Por su parte, otro ejemplo, la aerolínea Emirates comenzó a volar a
nueve ciudades, algunas muy peligrosas en materia de coronavirus (Madrid,
Londres, París, Fráncfort, Milán, Chicago, Toronto, Sídney y Melbourne.
Pero estos viajes son como de ciencia
ficción, controles de temperatura, kits obligatorios de protección,
mascarillas, etiquetas con alertas, distancias, y personal de cabina también
con casi escafandras.
Cabria preguntarse, ¿vale la pena disfrutar vacaciones en esta especie de estado de sitio?, o es que el concepto de disfrute y descanso cambiará para siempre. El tiempo y los entendidos dirán la última palabra.
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Pero estos viajes son como de ciencia
ficción, controles de temperatura, kits obligatorios de protección,
mascarillas, etiquetas con alertas, distancias, y personal de cabina también
con casi escafandras.Cabria preguntarse, ¿vale la pena disfrutar vacaciones en esta especie de estado de sitio?, o es que el concepto de disfrute y descanso cambiará para siempre. El tiempo y los entendidos dirán la última palabra.
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