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viernes, 18 de julio de 2008

Novedades de la arquitectura cubana Proyectan futuro de la Bahía de La Habana



Por: Roberto F. Campos

.- La Bahía de La Habana constituye para una experta cubana el centro de desarrollo económico y social, con sustanciales cambios y una proyección que abarca propuestas turísticas.

La Bahía de La Habana, en su tiempo conocida como Puerto Carenas, constituye hoy el centro de desarrollo económico-social en un proyecto de grandes proporciones presentado por la arquitecta cubana Claudia Castillo de la Cruz.
Recién graduada de la Facultad de Arquitectura de La Habana, la especialista precisamente terminó sus estudios universitarios este año con esa tesis en la que intenta rescatar los valores de la Bahía y potenciar sus posibilidades.
La especialista, recientemente se reunió con colegas como el reconocido arquitecto cubano Mario Coyula, en la Biblioteca “Rubén Martínez Villena” de La Habana Vieja, bajo los auspicios de la Oficina del Historiador de La Ciudad.

Un camino obligado

Castillo de la Cruz recuerda que en la actualidad muchas dársenas importantes en el mundo están acometiendo proyectos de desarrollo debido a los avances tecnológicos y el aumento de los tamaños en los barcos de carga, con la correspondiente relevancia del contenedor en el comercio global.

Algunas de esas embarcaciones cuentan ya con 400 metros de largo por 70 de ancho, solo tripuladas por alrededor de 13 personas. Incluso el Canal de Panamá ya comenzó procesos de ampliación para permitir a esos gigantes pasar por sus exclusas.
Sin embargo, en cuanto a los puertos, no se trata solo de ampliarlos en su espacio vital, sino dotarlos de toda una logística moderna que permita esas operaciones, como es el caso de vías de comunicación y otros elementos.
Teniendo esos detalles y el deterioro del entorno de la Bahía de La Habana, es obligado cambiar la visión de ese puerto y del futuro de la Ciudad de La Habana que le acompaña, señala la experta.
Esta rada cuenta con 5,2 kilómetros cuadrados, un perímetro de 18 kilómetros y volúmenes de agua de 47 millones de metros cúbicos, en mil 300 metros de largo, con una profundidad de nueve metros y una renovación de sus aguas de entre siete y nueve días, con un solo sentido de navegación.
La Bahía es navegable solo en 120 metros, tiene el 87 por ciento del territorio ocupado y un 63 por ciento de sector productivo, con 71 atraques y 50 muelles.
Por su parte, desde hace 30 años el calado de los buques oscila entre los nueve y los 11 metros, con un reclamo de infraestructuras modernas, lo que implica para la bahía habanera su incapacidad de asumir la actividad comercial contemporánea.
Estos datos sacan a la luz una obligada gestión para transformar esta realidad, cuando todas las gestiones de desembarco de la economía cubana tienen su eje en esa rada.


Cambios novedosos


Frente a esta situación, la experta propone varios cambios, entre los que está el movimiento de la refinería de la capital cubana hacia áreas del centro del país, incluso con mejores condiciones de comunicaciones para el abastecimiento de combustible a las provincias (ya existen programas al respecto).
Añade un Puerto Norte, de aguas más profundas como la Bahía de Matanzas de más de 150 metros de profundidad, a unos 100 kilómetros hacia el este de La Habana, y otro Puerto Sur, en la bahía de Cienfuegos. Además de considerar un Puerto Seco para el almacenamiento de mercancía extraída de los buques.
Estos desvíos permiten facilidades para los barcos que llegan desde distintos puntos del mundo y muchos de ellos tienen que dar un bojeo a la Isla para llegar a la rada capitalina y descargar sus mercancías.

Por demás, incluye en su proyecto, una remodelación capital de las áreas aledañas y el aprovechamiento de los terrenos que se vacíen o están en estos momentos subutilizados como valores propios de la zona en cuanto al costo de las transformaciones.
La arquitecta considera que este proyecto completo debe costar aproximadamente dos mil millones de euros, a razón de mil euros por habitante de la capital, lo que considera bajo al tener en cuenta el valor intrínseco de los terrenos en juego.
En este proyecto considera a la Bahía como el centro de la capital y todos estos trabajos propuestos en una estrategia de sistema, donde no solo se transformen las instalaciones y derredores del puerto, sino las viviendas, centros sociales, e instalaciones de todo tipo.
Considerando el alto grado de contaminación de la bahía, prevé la construcción de dos plantas de purificación de las aguas, y la limpieza de los dos ríos que tributan a ella: el Luyanó y el Martín Pérez.
Sin embargo, el proyecto es mucho más abarcador y estipula el empleo recreativo de las costas y los lugares en desuso, para turismo marinero, museos, áreas de centros de negocios, e instancias políticas, al entender la bahía como centro de la ciudad.
Para su estudio de dos años, estableció capas de análisis entre ellas: área de estudio, evolución histórica, división política-administrativa (10 de los 14 municipios de la capital están involucrados en la bahía) y el proyecto de la bahía.
En este cuarto tópico examinó otros planes previos y en ejecución como un plan directivo de 1969-1973; proyecto de ordenamiento territorial del 2000-2003; y Puerto Viejo, del 2002, de la Oficina del Historiador de La Ciudad, entre otros.
Consideró además los suelos, servicios, habitabilidad, desarrollo industrial, elementos patrimoniales, temas ecológico-ambientales, estados de conservación, accesibilidad, vías y transporte público.

Sus análisis partieron de que en la actualidad la Bahía debe cambiar de vocación, pues no es el centro de la ciudad, además de considerar que La Habana no es una ciudad industrial, y la necesidad de un crecimiento hacia el este.
Para tales cambios tiene además la interpretación de tres sectores de la bahía: Parque Bahía, Regla-Guanabacoa y Casa Blanca-Habana del Este.


Con estas novedades aspira incluso a una mayor accesibilidad de la población a las costas y su empleo recreativo, con mayor comunicación mediante tranvías y lanchas, o la posibilidad del teleférico.
La introducción en el área de universidades, parque tecnológico, y un faro económico, se suma a sedes deportivas para grandes eventos y conservar los valores histórico-culturales de lugares como Regla y Casa Blanca.
Incluso pretende con su proyecto el desarrollo de campos de golf en la estrategia de una ciudad sostenible, ecológicamente sustentable.
Por tanto, reiteró la iniciativa de tener una bahía capaz de auto gestionarse, con un suelo generador de economía; sin embargo, alertó de que pese al alcance y complejidad del proyecto se trata de una necesidad inmediata, considerando el futuro del territorio.
rfc/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece una idea muy interesante, modernizar la bahía de La Habana. Sería un projecto que, de llevarse a cabo, conseguiría muchísimas ventajas a todos los niveles. Pero "modernizar" no debería significar hacer de lugares de belleza histórica y nostálgica, convertirlos en fríos espacios "modernos", como ocurre en el caso de ciudades que al modernizarse perdieron la belleza de lo antiguo, de las construcciones clásicas en aras a un modernismo cuyo fin es lo frío e informal. Espero que no ocurra, si se llega a hacer, en la hermosa bahía de La Habana, que posee un encanto, yo diría que único, si lo comparamos con viejas ciudades como Barcelona y sus nuevas arquitecturas del puerto (solo en una parte, ya que conserva la hermosura de una vetustez bien conservada en otras, lo que la hace tan atractiva) Saludos y gracias por el post

claudia dijo...

Hola Roberto, me alegra mucho encontrar esta publicación en su blog...para actualizar la información, este proyecto ha seguido avanzando como investigación. También estamos involucrados en la nueva imagen de la zona asociada al centro histórico y si bien es cierto que este es un megaproyecto que requiere de mucho esfuerzo, economía y voluntad, al menos seguimos intentándolo....
http://es.scribd.com/doc/69583784/B-A-H-I-A-D-E-L-A-H-A-B-A-N-A-Centrando-una-idea-de-intervencion

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