La vida del humano y el turismo
Por: Roberto F. Campos, FOTOS El Autor
La Habana. 10 ago. 2025. El turismo
moderno comenzó solo recién a tomar en cuenta la longevidad para que las
personas llegadas a ese estadío disfruten y aprovechen las bondades de la
industria sin chimeneas.
La vejez representa un elemento importante para la economía de un país,
su relación con las labores y las compensaciones, además de los medicamentos
necesarios significan datos a tener en cuenta.
De ahí que muchos investigadores profundicen en ese elemento e indaguen
en las ventajas de tener una mejor salud a determinadas edades avanzadas.
Pese al agobio de la modernidad, hoy muchas voces apuntan a la búsqueda
de una longevidad, sobre todo capaz de disfrutar de calidad de vida, ancianidad
lúcida y activa.
En una oportunidad, el doctor Eugenio Selman-Housein Abdo (1930-2015),
fundador y presidente del Club de los 120 años en Cuba, confesó a este
periodista que, pese a su criterio, que el ser humano podría vivir 300 años.
Selman-Housein Abdo (Matanzas, Cuba), no fue un iluso o autor de ciencia
ficción, llevó una larga trayectoria que incluyó ser Doctor Honoris Causa en
Ciencias Biológicas de la Universidad de Oriente, y Profesor de Mérito del
Instituto Superior de Ciencias Médicas Especialista de 2do Grado de Cirugía.
Aunque sus opiniones pueden sorprender a muchos, y hasta generar una
sonrisa burlesca, se trata más bien de una filosofía, alegoría o estrategia,
que ponga en la mira de las personas, y sus potencialidades más saludables.
Al
margen de cualquier interpretación de esas palabras, en su Club figuran muchas
personas veteranas que, mediante su forma de vida atestiguan la posibilidad del
ser humano de llegar a cotas insospechadas.
Algunos
informes mundiales certifican estas prevalencia de los humanos, pues a inicios
de diciembre de 2012 murió la persona considerada en ese momento la más anciana
del orbe, la estadounidense Besse Cooper, título que después detentó Dina
Manfredini con 115 años, nacida el 4 de abril de 1897.
En el sexto masculino, el récord de vida lo poseía el japonés de 115
años Jiroemon Kumura. Pero ambos estuvieron lejos de la marca de la francesa
Jeanne Calment (1875-1997) quien vivió 122 años y 164 días.
Entonces,
¿Cuánto podrá vivir el ser humano?, ¿qué calidad puede presentar el terrícola
en una etapa tan avanzada de su decursar?
UN HUMANO MAS VIEJO Y MAS ACTIVO
Elementos como la obesidad, el tabaco, el alcohol, las drogas y
desfavorables hábitos de vida (todos ellos vinculados con economía y comercio),
falta de movimiento y ejercicios, tanto para la mente como el cuerpo,
condimentan los problemas que perjudican la longevidad.
La mayoría de los expertos coinciden en la posibilidad de que la
tecnología y los descubrimientos de la ciencia puedan aportar en el futuro
elementos concretos para prolongar la existencia.
Algunos informes médicos, señalan a los humanos entre los mamíferos con
más tiempo de vida que pueden llegar a un máximo de 120 años, aunque los países
mas ricos establecen un promedio que en unos casos sobrepasa solo los 70 y en
otros los 80, con diferencias a favor de las mujeres.
El mundo industrializado cambió los parámetros desde los 50 como tope
hasta la esperanza más larga de vida, en las mujeres japonesas de hoy, los 83
años.
Ese aumento de la esperanza de vida lo logran las niponas a través de
métodos tradicionales en cuanto a tres elementos básicos: alimentación, higiene
y medicina.
En 2001, por ejemplo, las tres cuartas partes de las personas con más de
60 años vivían en los países en vías de desarrollo, una evidente contradicción.
Envejecemos como parte de un proceso natural, esa selección nos debilita desde
el mismo inicio de nuestras vidas.
En España, residen más de 10 mil personas mayores de 100 años, en una
población de unos 45 millones de habitantes, lo que no representa ni el 0,025
por ciento de la población total, de lo que se puede intuir, junto con otros
datos, que el cuerpo no está capacitado para esa longevidad, al menos por
ahora.
Los científicos están divididos, unos opinan que el envejecimiento del
cuerpo es debido al de las células, irreversible; otros propugnan el predominio
de los genes, controlables.
El biólogo estadounidense Leonard Hayflick no considera el
envejecimiento una enfermedad, estima que curado el cáncer y los padecimientos
cardiovasculares el hombre ganaría 15 años de vida. Tal situación no depende de
los genes, sino de la degeneración celular, los órganos y los procesos
metabólicos.
Por su parte, el jefe de la División de Enfermedades Renales e
Hipertensión de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, doctor Richard
Jonson, descubrió que al modificar los genes de un gusano en laboratorio, este
puede vivir menos tiempo, por tanto depende de ajustes genéticos.
Uno por un camino, otros por otro, concluyen que el ser humano podría
tener 120 años como esperanza de vida, si se modifican sus genes o aprende a
proteger las células y que estas no se gasten con tanta rapidez.
Un estudio de la Universidad de Chicago predijo los 85 años como media
de esperanza de vida. Con datos de Japón, Estados Unidos y Francia se reafirma
estar aún lejos del siglo como esperanza de vida.
Pero hay detalles de la ciencia que pueden aportar esperanza, como es el
caso de la nanotecnología, que permita en breve repuestos corporales duraderos.
Se trata de pequeños sensores, microordenadores, aparatos tan minúsculos
que puedan implantarse y ser factibles a control para cuidar la salud, con
tratamientos automáticos, para sustituir los engorrosos chequeos médicos.
En la actualidad comienza la creación de repuestos corporales, como una
cadera de aleación de metal con durabilidad de 100 años, que permita aguantar
100 millones de pasos, los que alguien de 50 caminaría hasta cumplir los 100.
Algunos científicos señalan la responsabilidad de la enzima telomerasa,
capaz de evitar que los telómeros pierdan tamaño, especie de fuente de juventud
para las células.
Estudiosos del Albert Einstein Collage of Medicine de Nueva York notaron
en la mayoría de quienes sobrepasan los 100 años una mutación genética que les
mantiene elevado el colesterol HDL (también llamado colesterol bueno).
Otros científicos consideran los criterios del experto Aubrey de Grey
como míticos, más cercanos a la Biblia, donde próceres vivieron 900 años, como
Matusalén.
Ese médico fundó un instituto en California que investiga la longevidad
humana y cree que en vida logrará ver las herramientas necesarias para la cura
del envejecimiento, con desaparición de enfermedades originadas con la vida y
de esa manera extender la existencia de manera indefinida.
Tal extensión, está al alcance de las medusas turrotopsis nutrícula,
dice. Para el científico, en los próximos 25 años estará listo el control
médico de todos los padecimientos causados por infecciones.
En su filosofía, el futuro traerá al ser humano ir al médico solo para
mantenimiento, terapia genética, de células madre y estimulación inmunológica;
hablaríamos de geriatría preventiva.
Las estadísticas añaden que para 2030 existirá más de un millón de
personas por encima de los 100 años. Japón lleva la delantera mundial con unas
44 mil personas centenarias o más.
/rfc
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