Por: Roberto F. Campos
. Importante artista de la palestra cubana, el orfebre-escultor Raúl Valladares, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de ser el creador de la estatuilla que cada año reconoce la obtención del Premio Habano del Año, una especie de Oscar de la industria tabacalera cubana.
. En el XIII Festival del Habano, Valladares hace un homenaje al fallecido mejor cosechero de tabaco de la Isla, Alejandro Robaina, con un humidor muy especial.
Inspirado en la ciencia ficción, el orfebre-escultor cubano Raúl Valladares es muy conocido por cabezas casi robóticas muy particulares, hasta el punto de que una de ellas está en posesión del mítico cineasta estadounidense Steven Spielberg.
Sin embargo, su mayor responsabilidad la tiene con el tabaco cubano, quizás por el aquello de que su propio padre es un trabajador connotado de esta industria, y que creara en 1995 la estatuilla correspondiente a los Premio Habano del Año.
Esa escultura de pequeño formato se entrega a las personas que en las categorías de Negocios, Comunicación y Producción promueven los habanos en el mundo y hasta la fecha ya confeccionó 49, todas similares y distintas entre sí.
Ahora, por tanto, una de sus propuestas de mayor alcance de cara al XIII Festival del Habano (21-25 de febrero de 2011) está en la creación de un humidor muy especial como homenaje al fallecido cosechero de tabaco Alejandro Robaina.
Robaina feneció a los 90 años en 2010, luego de una larga y exitosa carrera como trabajador de la hoja de tabaco, que le llevó incluso en vida, entre otros reconocimientos, a inspirar el nombre de una marca de habanos, los Vega Robaina.
El camino del presente
La nota más reciente del artista es un humidor Robaina, confeccionado en cedro, plata, bronce y mármol de Carrara de dos metros de alto por 1.50 de ancho que refleja el legado del cosechero mediante su sombrero y el tabaco que tanto amó en vida. Esta obra será puesta en subasta durante el cierre del Festival.
Dicha pieza, comenta el artista, evoca las esencias de la vega, del trabajo de esta persona que siempre fue muy afable y laborioso.
Por demás, participará Valladares en el Festival por primera vez con un stand, mediante fotos y piezas, para ilustrar su trayectoria, sobre todo vinculada al tabaco.
Además, en la planta baja, a la entrada del Palacio de Convenciones, sede de esta XIII edición, su hijo Raiko expondrá 10 fotos que ilustren el proceso de elaboración, tanto de las estatuillas como de los humidores por parte de Valladares.
Sin embargo, sus novedades continúan este año por la cuesta ascendente, pues adelantó uno de sus proyectos más acariciados en estos momentos vinculado al turismo, al preparar una muestra, y venta, en la joyería del hotel Royal Hideaway Ensenachos, en el cayo del mismo nombre, en la porción centro-norte del país (Villa Clara).
En ese lugar el proyecto aparecerá como Sala VIP para joyería y esculturas, donde exhibirá piezas de distintos formatos y tipo de confecciones.
Defender los Habanos con imaginación
Raúl Valladares Valdés constituye todo un mito en el mundo del arte desde que creó la estatuilla del Hombre Habano del Año que se entrega cada febrero durante el Festival Internacional de ese codiciado puro.
De 51 años y más de 20 de experiencia en su trabajo, se trata de un orfebre-escultor, muy cubano. Entre sus encuentros más sobresalientes aparece conversar con el líder cubano Fidel Castro, y con el cineasta estadounidense Steven Spielberg; mientras el Rey Juan Carlos de España atesora una de sus obras.
Posee además la importante Medalla Picasso del Organismo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), recibida en 1997 y entregada por esa institución como reconocimiento a su obra.
Este hombre está completamente dedicado al arte de la platería y las esculturas. Confiesa que siempre le gustó el arte, aunque su padre quería que fuera tabaquero.
Comenzó estudiando maquinado y tecnología de los metales, pero desde el punto de vista industrial en la Ciudad de La Habana, donde nació, en el municipio del Cerro, aunque ahora vive en el Cotorro, periferia capitalina. Y de la industria transitó hacia el arte.
Cuando llegan los buenos humos
Para los años 90 del pasado siglo se remonta su contacto artístico con el tabaco, cuando comenzaron las fiestas internacionales del puro cubano. Entonces, en 1995 surgió la idea de instaurar el Hombre Habano del Año (actualmente se llama Premio Habano) y Valladares participó en un concurso del que salió victorioso con su estatuilla.
Esas esculturas son especiales, solo se entregan en ese momento y las realiza por lo menos en un par de meses previos a la cita de cada febrero. La estatuilla, de 35 centímetros de alto, está completamente hecha en plata con una base de granito.
“Me sigue gustando hacerla. –resalta- La Subasta y fiesta dura pocos días, pero para mi son varios meses, un trabajo que lo disfruto mucho”.
También elabora humidores muy especiales, la mayoría subastados a gran precio en el propio Festival del Habano.
“Realmente no me dedico a hacer humidores, sin embargo preparo alrededor de 20 de estos con interés artístico”, comenta. Este artista creó en toda su vida unas 300 piezas de indiscutible valor.
Sus esculturas se encuentran en museos en Francia, Suiza, España y otros países, también en colecciones privadas y una muy especial en La Casa del Habano del aeropuerto de El Líbano, aunque añora que alguna llegue a estar en un museo cubano.
La pieza de este orfebre que llegara a un precio mas alto fue un humidor Cohiba que alcanzó 250 mil dólares, pero no es la única, sino que otras alcanzaron precios de 230 mil dólares y 130 mil.
Un hombre de artes
Raúl Valladares Valdés. La Habana, 7 de noviembre de 1960. Autodidacta. Más de ocho exposiciones individuales y más de 60 exhibiciones colectivas en Cuba y el extranjero. Medalla Picasso en 1997. Creador del trofeo Grand Prix Copa Cohíba de las lanchas fórmula I en 1996. Creador de la estatuilla del premio Hombre Habano del Año en 1995 y de La Meduza de Plata que se entrega al ganador absoluto del concurso de fotografía submarina FOTOSUB, evento anual en la Isla de la Juventud, Cuba.rfc/
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