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miércoles, 14 de septiembre de 2011

El calor, ese amigable o desagradable aliado




Por Roberto F. Campos

. Para los seres humanos el calor representa alegría y color, sobre todo para aquellas personas radicadas en países fríos, sin embargo, todo en exceso indudablemente es perjudicial, y ese amigo de alegría, puede muy bien convertirse en un desagradable compañero.

El clima varió para muchos países a partir de las transformaciones en la atmósfera, y el deseado calor para muchas personas que sobre todo viven en regiones frías, puede resultar un desagradable compañero de viaje.
Ese es el caso de este 2011, cuando no solo en los estados tropicales el aumento de las temperaturas resulta un tanto nocivo, sobre todo teniendo en cuenta algunos elementos de los que el ser humano debe protegerse como los excesivos rayos ultravioleta.
Tal es el caso, que en naciones europeas como España la Cruz Roja recomendó de manera enfática el beber líquidos, llevar ropa ligera y cubrirse la cabeza para evitar un golpe de calor.
Sin embargo, estas recomendaciones casi son perennes en los países tropicales, donde se supone la gente está más acostumbrada a llevar las altas temperaturas.

Atención con el calor

La Cruz Roja española alerta además que las altas temperaturas pueden tener efectos perjudiciales sobre la salud humana y motivar síntomas tales como dolor de cabeza, mareos o quemaduras, en particular en niños y personas de avanzada edad, a la sazón los más vulnerables.
Una situación prolongada de altas temperaturas, tanto en el día como en las noches, puede desencadenar efectos negativos para la vida como fatiga, insomnio o falta de apetito que de cualquier manera influyen incluso en la aparición de otras enfermedades.
Para los europeos, señalan los expertos, que mientras permanezca una ola de calor la recomendación fundamental está en beber muchos líquidos, y evitar el alcohol y las comidas copiosas.
Otros consejos apuntan a que las personas permanezcan lo más posible en lugares frescos, de preferencia locales con acondicionadores de aire y temperaturas entre 24 y 26 grados centígrados, usar sombreros y gorras, o sombrillas, y llevar la piel con crema de filtros solares.
Es necesario entonces tener en cuenta que el calor constituye la transferencia de energía entre diferentes cuerpos o zonas de un mismo cuerpo a diferentes temperaturas.
Dicho flujo de calor ocurre desde un cuerpo de mayor temperatura hacia el de menor, hasta lograrse un equilibrio térmico, como es el caso de que una bebida fría se coloca fuera de la hielera y gana en calor, se entibia.
Esa energía puede ser transferida por diferentes mecanismos como la radiación, conducción y convección, aunque estos factores están presentes de mayor a menor medida en todos los procesos de calor.
Por tanto esta energía que puede intercambiar un cuerpo en su entorno puede ejercer transformaciones, pues los cuerpos no tienen calor, sino energía interna y esa energía tiene varias formas, pues puede afectar funcionamientos que requieren una determinada cantidad de ese calor.
El verano por tanto, es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la más calidad y posee días más largos y noches más cortas. Astronómicamente, el solsticio de verano (alrededor del 21 de diciembre el austral y el 21 de junio el boreal) marca el comienzo de esa estación.
Y pese al colorido que trae y beneficios, en los más recientes tiempos también implica olas de calor de las que es necesario protegerse para convertirlo en un tiempo feliz, en lugar de un peligro.
rfc/

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