El
Día Mundial de la Cerveza y Cuba
Por
Roberto F. Campos
La
Habana, 3 ago.2018. La celebración hoy del Día Mundial de la Cerveza tiene para
Cuba una significación cargada de turismo por un lado y por el otro de las
recomendaciones médicas de beber con moderación.
Este es un país con fuertes tradiciones
productivas cerveceras, y un reconocimiento de sus lúpulos por parte de
entendidos de todo el Planeta, de ahí que esta jornada tiene una connotación
indudable, no solo para los bebedores, sino sobre todo para los productores.
El Día Mundial de la Cerveza se celebra el
primer viernes de agosto de cada año desde 2007, y significa además del festejo
por su consumo, la dedicación a la industria, a quienes la sirven en bares,
restaurantes y cafeterías, y motivo para compartirla entre amigos.
La cerveza es una de las bebidas fermentadas
más antiguas de la humanidad y también una de las más valoradas, de ahí tal
efemérides que comenzó en un pequeño bar de Santa Cruz, California (Estados
Unidos) y rápidamente se extendió por todo el mundo.
Tal celebración es cada vez más popular
debido a que se trata de una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el
orbe, con un origen que se remonta al nacimiento de la civilización misma, hace
unos 12 mil años, con fuerza en el mundo faraónico del antiguo Egipto.
Pero en Cuba este producto tiene también una
fuerte historia, pues la primera cerveza entró a la isla por el oriente, cuando
venía de contrabando desde Jamaica, pues no es hasta 1762, con la toma de La
Habana por los ingleses, que se importaría de manera legal.
La cerveza cubana propiamente nace en 1841
cuando Juan Manuel Asbert y Calixto García empezaron a producirla en una
fábrica en la calle San Rafael esquina a Águila, en la capital.
Trataron de elaborarla con el jugo de la
caña de azúcar, que sustituiría a la cebada europea, pero el intento fue un
fracaso, y a partir de ese momento los criollos se contentaron con embotellar
el líquido que llegaba en barriles desde el exterior.
Así
hicieron hasta 1883 cuando se instaló en la ciudad matancera de Cárdenas
(occidente) una fabrica para producirla.
No duro mucho tiempo, pero en 1888 el alza
de los impuestos sobre las importaciones aconsejó a los negociantes del patio
su elaboración en Cuba, surgía así en Puentes Grandes (La Habana) La Tropical,
primera cerveza cubana.
De un producto de baja calidad, las cervezas
cubanas entre ellas las conocidas Hatuey, Cristal y Polar, evolucionaron hasta
convertirse en renglones de alta calidad que eran sumamente demandados, y
emulaban con los extranjeros (hoy sucede lo mismo).
En la actualidad se conserva la calidad y
existen las marcas Bucanero, Cristal, Tínima, y Mayabe, que reclaman los visitantes
extranjeros que llegan a este archipiélago.
Los orígenes están en un determinado pasado,
pues en 1888 (reiteran historiadores) se fundó en La Habana la llamada Nueva
Fábrica de Hielo, articulada poco después a la factoría de Puentes Grandes para
las cervezas.
Allí comenzó a elaborarse La Tropical, bajo
propiedad de Ramón Herrera Sancibrían, bisabuelo de Julio Blanco Herrera, quien
con su tesón logra posteriormente producir el 58 por ciento de la que se
elaboraba anualmente en el país, durante los años 50 del pasado siglo.
En sus inicios, las marcas en el mercado eran
la cerveza clara La Tropical, La Tropical Oscura Excélsior, la cerveza clara
Cristal Palatino, cerveza tipo Múnich oscura Tívoli y la Maltina Tívoli.
La exquisitez de la marca trascendió las
costas de la isla para ganar premios en Europa y Estados Unidos. De ahí que tal
celebración de hoy tenga buen realce para los productores actuales del lúpulo
cubano, herederos de toda una tradición industrial que se agradece.
/rfc
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