De
mi viaje a Ginebra
Un paseo por el lago Lemán
Por
Roberto F. Campos
GINEBRA,
SUIZA. El lago Lemán repleta los sentidos sobre todo de quienes visitan por
primera vez a la ciudad suiza de Ginebra, con sus brillos de verano y el gentío
que se agolpa para atrapar el escaso calor de este país.
Lugar sorprendente en los meses de julio y
agosto, sobre todo ahora que Europa es asolada por una ola de calor, y el
cambio climático transforma los hábitos de los ginebrinos, acostumbrados a los
abrigos y a la ropa elegante que se usa en la oficina, como es el caso de
trajes para los hombres.
Los bordes de este lago están decorados con
parques, plantas, fuentes ello descontando el alto chorro de agua, perenne, que
se ve desde toda la ciudad, como un símbolo que aparece en la mayoría de las
postales e imágenes de la villa.
El lago Lemán, también conocido como el lago
de Ginebra es el mayor de Europa Occidental. Se encuentra situado al norte de los
Alpes, entre Francia (orilla sur) y Suiza (orilla norte, incluyendo extremos
occidental y oriental).
Las riberas del lago Lemán, fueron
declaradas el 8 de abril de 1991 como sitio Ramsar (convención relativa a los humedales
de importancia internacional, abreviada como Convenio de Ramsar, por el nombre
de la urbe iraní donde se firmó).
Su forma es muy alargada y curvada hacia el
sur, mide 72 kilómetros de largo y 12 de ancho, con una superficie total de 582
kilómetros cuadrados.
Pero tiene muchas curiosidades geográficas,
por ejemplo el 60 por ciento (348 kilómetros cuadrados) pertenece a Suiza, y el
40 (234 kilómetros cuadrados) a Francia.
El río Ródano se vierte en él en el extremo
este, y el lago desagua en el Ródano, en su extremo oeste.
Un fenómeno característico de este lago es
la elevación de sus aguas en su parte norte con un descenso de las mismas en su
parte sur, y luego, alternando, el descenso de las aguas en las costas
septentrionales y el ascenso en las meridionales.
Esta curiosa "marea" llamada Dranse
se debe a las variaciones de la presión atmosférica en la zona donde se
encuentra el lago.
Aunque se sitúa entre montañas, el lago
Lemán crea alrededor un microclima. En invierno, el lago libera el calor
retenido durante el verano y atenúa el invierno montañero. En verano, refresca
todo su alrededor.
Cuando se dan ciertas condiciones climáticas
en invierno, el aire seco estancado en la alta y media atmósfera, la humedad
más caliente que sale del lago se acumula y se transforma en una neblina espesa
que se acumula a 200 o 300 metros de altura, durante dos a tres semanas.
Pero la imagen más común del lugar, por lo
menos en verano, cuando este periodista estuvo en el lugar, es su brillantez y
una verdadera estampa turística.
Unas 20 mil embarcaciones navegan en el
lago, y se dedican principalmente a la pesca, el transporte o el recreo.
Además de las ciudades importantes que
rodean el lago, en la costa suiza se encuentra el Castillo de Chillon (cantón
de Vaud), popularizado por Rousseau y por Lord Byron, y la famosa villa
Diodati.
Del lado francés se halla la localidad
fortificada de Yvoire, llamada la Perla del Lemán, la playa de Excenevex y el
Castillo de Ripaille.
Aunque realmente, sobre todo para un
caribeño en viaje, lo que los ginebrinos llaman playa, no es más que unos
bordes rocosos que se atestan de público durante los meses cálidos y permite el
contacto social de muchas personas de buena cantidad de países.
Recordar que en Ginebra aproximadamente el 50
por ciento de sus habitantes son extranjeros y la otra mitad suizos
propiamente. Esto es debido a la profusión de organismos internacionales que
tienen sus principales sedes en esta ciudad suiza.
De ahí que en verano, los bordes del lago
tengan a muchas personas llegadas allí desde todas partes del Planeta, y por lo
tanto comunicándose en muchos idiomas diferentes, independientemente de que el
francés es el medio universal para entenderse en ese escenario.
EL LEMÁN DEL TURISMO
A orillas del Lemán están, entre las más
importantes ciudades, del lado suizo, Ginebra, Nyon, Lausana (sede del Comité
Olímpico Internacional, Vevey (sede de la multinacional Nestlé) y Montreux
(conocida por su festival de Jazz.
En la última mencionada se encuentra la estatua
que conmemora a Freddie Mercury. Entre las del lado francés, las ciudades son Thonon-les-Bains
(balneario), Yvoire (pequeño pueblo medieval) y Évian-les-Bains (balneario y
fuente de agua mineral).
Pero hay mucho más que decir del Lemán, lago
de origen glaciar. En el año 58 a.C. Julio César se refirió a este lago con el
nombre de 'lacus lemanus' cuando salió de Ginebra para luchar contra los
helvéticos.
El
Lago Lemán es considerado un lugar de refugio e inspiración de grandes
personajes de la música.
Es uno de los rincones suizos más comentados
en la literatura universal, además de uno de los rincones más bellos del país.
Los celtas llamaron al lago de Ginebra «Lem
an», que quiere decir Agua Grande, y que corresponde al nombre francés del lago
(Lac Léman) utilizado hasta nuestros días.
Con facilidad se puede ver un barco con
inspiración antigua que en la proa tiene la bandera francesa y en la popa la
suiza, y que permite enlazar los pueblos del lago, o simplemente dar un paso
que te cambia de nación con cierta facilidad.
Si alguien desea navegar cómodamente, puede
reservar un viaje culinario o un crucero a las atracciones turísticas, como el
“Jet d’eau”, una enorme chorro de agua de hasta 140 metros de altura que
constituye el símbolo de la ciudad y que está iluminado por las tardes.
El lago Lemán es una fuente de energía-
abundante, limpia y renovable- cuya importancia no cesa de crecer en aquel
hermosísimo país, además de su potabilidad. Disponible en todas las estaciones
e indiferente a las condiciones meteorológicas.
Sus aguas sirven para el acondicionar el
aire en el verano y calentarse en invierno.
Ello ocurre a partir de una técnica que-
como indica la Tribune de Geneve– dista mucho de ser novedosa, porque, por
ejemplo, la empresa EPFL calienta desde 1985 sus instalaciones en Ecublens en
el cantón de Vaud.
Por demás, desde 2004 la ciudad de Toronto en
Canadá, climatiza toda su área central gracias al lago Ontario.
En Ginebra, por su parte, el Lemán se
utiliza desde hace seis años para calentar o refrescar numerosos edificios en
el perímetro de las Naciones Unidas y los organismos internacionales, así como
la localidad vecina de Versoix, y está previsto ampliar este tipo de uso.
La calidad del agua es tal, que hasta se
puede beber directamente, lo que se reproduce por las calles de Ginebra con
curiosos bebederos decorados con una cara de león, de cuya boca sale el líquido
que permite refrescar la cara o probarla.
Por lo tanto, Lemán es mucho más que un
lago, es símbolo y baluarte turístico para una Suiza, en particular Ginebra,
que sorprende a cada paso.
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