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jueves, 19 de marzo de 2009

¿Desafiar cocodrilos o turismo de naturaleza?




Por: Roberto F. Campos
Fotos: El Autor

. Los temibles cocodrilos tienen un lugar en Cuba que semanalmente recibe la visita de centenares de turistas de varias partes del mundo; se trata de uno de los dos más importantes criaderos de estos reptiles en el país.

Una mordida de un cocodrilo es algo feroz. Estos reptiles dan vuelcos bruscos, pueden correr por tierra a más de 80 kilómetros por hora, ni se diga en el agua, y golpear a cualquier ser humano rápidamente; entonces ¿qué hay de turismo en enfrentar a estos monstruos?
Pues parece que pese a tales peligros, los cocodrilos tienen mucho que ver con unas buenas vacaciones, pues en el país existen dos criaderos de cocodrilos, el más importante en la Ciénaga de Zapata, en la occidental provincia cubana de matanzas y el otro en La Isla de la Juventud.
Es al segundo al que nos acercamos, en la Ciénaga de Lanier, en la parte sur de esta isla, separada por unos 50 kilómetros, hacia el sur, de la isla grande que es Cuba.
Allí cada semana turistas de varias partes del mundo llegan decididos a tener estos encuentros cercanos, acompañados por criadores y toda la aventura comienza por una explicación y termina por la posibilidad, solo para los más osados, de aguantar un cocodrilito o sentarse sobre uno adulto.

La cocodrilera de la Isla

En Cayo Potrero, en la Isla de la Juventud (sur-occidente cubano) está el segundo criadero del país con 25 años de creado y 21 personas que atienden a estos saurios.
Para el área de cautiverio deparan 80 cocodrilos, entre ellos 27 hembras reproductoras y siete machos con el mismo fin, sobre todo de la especie Rhombifer, típicamente cubana.
Laniel es un brazo de ciénaga que apareció por la acción del hombre con la extracción de turba para la siembra y cosecha de cítricos y luego se empleó para la introducción de una especie que existió en el lugar en los años 50 del pasado siglo, pero una captura indiscriminada por su piel, colmillos y carne –bastante caras- disminuyó su presencia, y desde los años 60 gestionan un plan de recría y cuidado.
Entonces trajeron, en su nueva etapa, pies de cría de Matanzas para liberarlos al medio ambiente.
El otro percance fue cuando dos huracanes pasaron por la Isla de la Juventud en 2008 y crearon verdaderos desastres, rompiendo las cercas existentes y diseminando muchos cocodrilos por la ciénaga.
No obstante, un delicado trabajo de los empleados del criadero pudo recuperar el lugar, con paisajes verdaderamente fascinantes, con las flores de Nenúfar en franco desafío al calor y una maleza que cada día se recupera para dar la imagen típica del habitad de los cocodrilos.
Los pequeños de todas las edades se pueden apreciar en el lugar, pues los cuidadores van a la ciénaga y rescatan los huevos del carbón y la turba a los 85 o 90 días de puestos para protegerlos.
Entonces los pasan a unas especies de “semilleros” con turba, de manera rectangular donde los observan hasta su salida del cascarón. Comentan los expertos que desde chiquito la especie Rhombifer es muy agresiva y deben andar con cuidado para no recibir una dolorosa mordida al nacer.
Luego pasan por distintas pocetas hasta que están listos para ir a los cuartones en su medio natural, cuando muchos de ellos luego son liberados a ciénaga abierta, con un cuidado extremo de veterinarios para marcar sus propiedades y reconocerlos después.
Los cocodrilos pueden enfermar en sus primeros tres años de vida de la Gota o por falta de alimento, pero luego están perfectamente adaptados a una vida que puede durar más de 100 años.
Un día común y corriente de los cuidadores consiste en mantener los corrales limpios, reparar cercas, observarlos durante todo el tiempo para que no se fajen cocodrilas viejas con otros machos, pues las peleas son cruentas y a muerte.
Los alimentan con pescado de la zona como el Sábalo, o alguna carne de reces con problemas para la distribución humana y de esa manera el Rhombifer llega a tener 400 libras de peso y alrededor de 3,5 metros de largo ¿imaginan tal encuentro?
Existen en el lugar otras especies como el Acutu que es emigrante y llega hasta cuatro metros de largo, y la Babilla, que es el más chico.
Cada día aumenta el gusto de los viajeros por conocer particularidades de la Madre Natura, entre ellas sus “monstruos”, ahora protegidos en Lanier y por ello en sus recorridos por la Isla de la Juventud incluyen visitas programadas donde aprenden de estos reptiles.
Los cuidadores tienen unas habilidades muy particulares para enlazar, y aguantar a estos cocodrilos, para soltarlos o tomarlos, para alimentarlos. Se guían por el movimiento y aunque hacen una rápida carrera, incluso en tierra, se detienen rápido al no alcanzar la presa por su sangre fría, y la necesidad de recuperarse.
Es por ello que vemos muchos cocodrilos acumulados al sol, inmóviles. Luego de conocer estos detalles, algún turista pregunta ¿entonces si vienen a atacarnos debemos detenernos? Y el cuidador responde sonriente, “Yo no lo aconsejaría, preferiría correr lo más rápido y lejos posible”.

Parque Nacional Ciénaga de Lanier

La ciénaga de Lanier está en la zona sur de la Isla de la Juventud, y es considerada Parque Nacional. Posee alrededor de 100 kilómetros cuadrados de extensión y es el segundo humedal de importancia en Cuba después del de Zapata.
Por demás, integra la Lista de Humedales de Importancia Internacional, de acuerdo con un anuncio de la oficina de la Convención de Ramsar, tratado sobre los humedales aprobados el 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de ese nombre, y relativo a la conservación y uso racional de estos ecosistemas.
En la Ciénaga de Lanier, existen múltiples indicios que avalan la presencia, en el pasado, de una población silvestre del cocodrilo cubano “Crocodylus rhombifer”
La especie es una de las más pequeñas del género Crocodylus, teniendo además el hábitat más restringido. Entre sus parientes más cercanos están el cocodrilo del Nilo y el cocodrilo marino, los mayores reptiles actuales, que pueden alcanzar los siete metros de longitud.
Sin embargo, el cocodrilo cubano rara vez alcanza más de 3,5 metros, ejemplo fehaciente de un elemento de evolución.
También muestra una serie de adaptaciones que lo hacen más terrestre e inteligente que la mayoría de sus congéneres. Consume aves, pequeños mamíferos, peces y otros animales acuáticos.
Es de patas más largas, cara más corta y ancha y las escamas más amplias y de colores amarillo y negro más brillantes.
También es probable que el cocodrilo cubano poblase varias islas del Caribe e incluso parte del litoral de Florida, aunque hoy en día su distribución se restringe al sureste de Cuba, en la Ciénaga de Zapata, la Isla de Pinos y la colonia de Gatorland, en Florida.
La población salvaje se calcula en unos tres mil a seis mil ejemplares. Los cocodrilos cubanos se reproducen bien, pero ello les llevó a otra amenaza que puede ser la hibridación con el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) que también vive en Cuba.
Los cocodrilos en general (Crocodylidae) son una familia de saurópsidos (reptiles) arcosaurios comúnmente conocidos como cocodrilos. Incluye a 14 especies actuales de grandes reptiles semiacuáticos.
El término "cocodrilo" también es utilizado incorrectamente para denominar a todos los miembros del orden Crocodylia, el cual incluye a todos los cocodrilos, aligátores y caimanes (familia Alligatoridae), así como a los gaviales (familia Gavialidae).
rfc/

1 comentario:

Anónimo dijo...

A 80 km/hora un cocodrilo en tierra. ¿ con moto o en auto?

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