Por Roberto F. Campos
La Habana, 31 may. 2010. Con un simbólico yate nombrado Pilar, los españoles lograron este fin de semana en aguas cubanas el primer lugar en la 60 edición del Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway.
Precisamente, ese era el mismo nombre de la embarcación de toda la vida del novelista estadounidense que vivió en esta Isla por más de 20 años, bote que se encuentra varado en el museo que lleva su nombre en Finca Vigía, donde vivió el escritor, en las afueras capitalina.
El equipo de España logra entonces el primer lugar de una manera muy particular, pues precisamente este torneo, uno de los más viejos de su tipo en el planeta, celebró los 50 años del único encuentro (15 de mayo) del líder cubano Fidel Castro con Hemingway.
A la segunda y tercera posiciones llegaron Rusia con el yate DC 9 II y Dinamarca en el Marlin XVIII, seguidos de Argentina y Estados Unidos, indicó el boletín final de la competencia.
El grupo peninsular tuvo como patrón a Sergio González, el marinero Sergio Arturo Álvarez, y los pescadores José Luis Conde, Felipe Álvarez y Boris Marcelo Bartulín, cuando además se anotaron la primera captura del torneo.
Otro de los premios llegó al equipo de las islas Gran Caimán por el mayor ejemplar, con 16 kilogramos.
En esta edición tomaron parte 130 pescadores de 19 países y anotaron los participantes 333 capturas, bajo el método de Tag and Release (marcar y soltar), como una preocupación de los organizadores por proteger el medio ambiente.
Este certamen tuvo por sede, como es habitual, los muelles de la Marina Hemingway, en la parte oeste de la capital y su epicentro estuvo en el Club Náutico Internacional que también lleva el nombre del escritor, evento organizado por el Ministerio de Turismo (MINTUR) de este país.
Sin embargo, un elemento que puso la nota oscura del certamen estuvo en la negativa del gobierno estadounidense a otorgar permiso de viaje a un grupo de pescadores de ese país.
Oportunamente, durante la semana que duro el torneo, el director de la compañía Marina Marlin, Armando Jacinto, indicó que muchos norteamericanos estaban interesados en participar, pero Washington les prohibió viajar.
De Estados Unidos, añadió, llegaron cuatro equipos (una decena de personas), uno de ellos representando a los indios seminoles de la Florida y Oklahoma, sin competir bajo pabellón estadounidense.
Añadió Jacinto que los norteamericanos, pese a estar tan cerca, precisan de una licencia del Departamento del Tesoro para visitar esta Isla. En el torneo estuvieron además equipos de Argentina, México, Italia, España, Reino Unido, Rusia y Francia, entre otras naciones.
Torneo Hemingway, gran mito de pesca y del Golfo
El 60 Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway constituye hoy no solo un mito para los pescadores de todo el mundo, sino representa toda una tradición en el Golfo de México.
Ahora con esta edición de cifra cerrada, a la que acuden 130 personas de 20 países, toma relevancia una manera de descansar muy activa, a su vez relacionada con interesantes detalles tanto de la vida y obra del novelista estadounidense, como del área de navegación.
En el mundo no hay fenómeno natural que tenga tanta íntima relación con un personaje de las letras como la Corriente del Golfo, ubicada entre Estados Unidos y Cuba, inseparable del Premio Nobel de Literatura.
Desde que en 1928 el autor de Adiós a las Armas llegó por primera vez a La Habana en el vapor Orita, el mar y su corriente marinera comenzaron a impresionar en la mirada y los sentimientos del en ese entonces joven reportero.
Ya para 1932, navegó hacia la Isla junto a Joe Russell, su amigo traficante de alcohol en épocas de ley seca en los Estados Unidos, y comprendió que en Cuba se podía estar.
Ello lo reafirmó en 1939, cuando definitivamente compró Finca Vigía, en las alturas de Santa María del Rosario (San Francisco de Paula), periferia capitalina, donde desde 1940 permanecería más de 20 años, unido muy sentimentalmente al país y a su gente.
Para él, escribió en su momento, "Es difícil explicar la fresca brisa matinal que sopla incluso en los días más calurosos de estío sobre las colinas que rodean a La Habana" (Crónica “El Gran Río Azul”, en Holiday, julio de 1949).
Pero por sobre todo diría: "... la principal razón de vivir en Cuba es el ´Gran Río Azul´, de tres cuartos a una milla de profundidad y de sesenta a ochenta millas de ancho".
Esa corriente le inspiró la literatura y su afición, casi profesión, por pescar, por perseguir a los peces pelágicos y entablar con ellos una lucha decisiva y filosófica.
Tales maneras le llevaron hasta el punto de escribir "El Viejo y el Mar" una noveleta (¿novela corta o cuento largo?) que influyó notablemente para que le entregaran en 1954 el Premio Nobel de Literatura.
Pero el mar siempre fue su todo, pues compra el yate Pilar en 1934 y examina cuidadosamente la Corriente del Golfo de México, donde hay muy buena pesca.
Ese bote lo ancla en la bahía habanera y en Cojímar, poblado de pescadores del este de la capital cubana, donde vivió hasta su muerte, luego de 100 años, Gregorio Fuentes, su patrón desde 1938.
La Corriente del Golfo es una vía marítima muy peculiar que cruza el Estrecho de La Florida hasta adquirir un ancho de 80 kilómetros y tener una profundidad variable de unos 600 a mil metros, según algunos entendidos.
Tal fue el empleo por el escritor de ese lugar, su examen y difusión en sus textos, que el área central de esa corriente, por donde se pesca el 60 Torneo, llegó a denominarse "La Milla Hemingway".
rfc/