Por Roberto F. Campos
La Habana 28 feb 2015..- Gary Heathcott es un estadounidense que
tiene un fuerte vínculo con Cuba, sus productos de maravilla y, sobre todo, con
los cubanos, relación formada mediante su apego a la cultura y a los habanos.
Su
semblante alegre es sumamente habitual en los salones de las reuniones que
sobre tabaco se realicen en Cuba, sobre todo los Festivales del Habano y otras
citas organizadas por establecimientos de este emblemático producto.
Para Gary,
la noticia el 17 de diciembre pasado del inicio de negociaciones para
restablecer relaciones entre las autoridades de su país y de la isla caribeña,
constituyó todo un acontecimiento.
En la XVII
edición del Festival del Habano (23-27 de febrero, Palacio de las Convenciones)
también estuvo presente, incluso como jurado del concurso Habansommelier,
puesto honorario que tiene desde hace varios años.
Y por
demás, resultó en 2015 galardonado como Premio Habano del Año en la esfera de
las Comunicaciones, lo que le hizo declarar a este periodista una emoción muy
particular.
Ese fue un
momento significativo, pues se suma al inicio del camino de amistad entre
Washington y La Habana, de ahí que se trate todo esto para él de un sueño hecho
realidad
EL BUEN AMERICANO
Gary lleva
24 años visitando a Cuba, y comenta que en un comienzo solo fue curiosidad,
pero luego junto con su esposa, con quien casi siempre viaja a la isla,
comprendieron la bondad de los lugareños y se impusieron la necesidad de prestar
ayuda.
Este es un
norteamericano que trata estar lejos de las guerras, de los conflictivos
alientos, el mundo gourmet, la amistad y la sonrisa marcan sus caminos.
A partir de
ese momento llevaron a la isla desde medicinas, hasta sillas de ruedas, equipos
médicos, calzado y ropa, o simplemente disfrutaron regalar pelotas de beisbol.
El tema de
las pelotas de beisbol es sumamente anecdótico e interesante, Gary y su esposa
llevaban algunas de estas para regalarlas a los niños, y de paseo cerca del
Capitolio de La Habana se les ocurrió una jocosa idea.
Unos niños
que jugaban con un bate improvisado con un palo y de pelota una piedra envuelta
en una media y atada, tuvieron una experiencia con Gary que les provocó luego
tener una amistad y le bautizaran como Gary el de las pelotas.
Gary le
pidió a los muchachos la bola, la escondió y se la cambio por una pelota Rawlings
de las grandes ligas, y le devolvió esta ante los ojos atónitos de los
jugadores callejeros.
El
matrimonio trajo desde ese entonces hasta la fecha más de mil pelotas de ligas
profesionales, solo para entregárselas a niños en las calles, para disfrutar la
alegría, y de alguna manera beneficiar un deporte que es líder tanto en Estados
Unidos como en Cuba.
Gary es
propietario de una agencia de publicidad que lleva su nombre en Little Rock,
Arkansas. Trabaja en ese sector desde hace 41 años y adora el tabaco cubano por
considerarlo el mejor del mundo debido a su aroma y sabor, cualidad única proporcionada
por la tierra en la isla.
Desde hace ya mucho tiempo decidió escribir
reportajes y hacer documentales sobre Cuba, en particular los habanos que fuma
cada vez que la visita, algunos difundido por la famosa revista de fumadores de
puros Smoke.
El primero
de estos documentales se título Pasión de torcedores, y muestra el vinculo
cultural de los enrolladores de puros con el entorno mediante la lectura de
tabaquería.
Dice que le
impresionó mucho que esas personas, con muchas horas en una galera de fábrica,
se ilustren sobre noticias, cultura y literatura, durante la faena, y luego
lleven ese conocimiento a sus casas y a sus vecinos.
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Aprendió
que los torcedores son sumamente importantes y respetados en su comunidad, y
ello fue otro motivo para sus documentales sobre el tema.
Recuerda
que en 1999 escribió el primer artículo sobre Cuba y luego paso a los filmes,
preparó materiales sobre la estancia en la isla de Ernest Hemingway, su
coterráneo escritor, sobre los tragos especiales, el ron, el mojito, el
daiquirí, o la música.
El documental Pasión de los torcedores lo hizo
en total acuerdo con las autoridades cubanas, con los directivos de la
corporación internacional Habanos S.A., en momentos en que nadie podía filmar
en esos lugares, mucho menos un norteamericano.
Señala que
no difunde al tabaco cubano desde el punto de vista comercial, sino desde el ángulo
de los productores, de la gente humilde que hace el esfuerzo para crear algo
muy valioso para la exportación.
Ahora está
sumamente feliz y esperanzado con una relación cordial entre ambos gobiernos y
países, pues ve a los cubanos como gente muy amable y trabajadora.
El día de
la noticia del inicio de tratos, en diciembre, hablaba por teléfono con un
amigo cubano y la euforia fue muy grande, recuerda.
Refiere que
mientras algunas personas en su país están en contra de tal cambio, más del 60
por ciento de los estadounidenses cree que es tiempo de una transformación.
Señala que
seguirá visitando Cuba y hará todo a su alcance para incentivar a los
norteamericanos a conocer la isla y aprendan lo mucho que tiene para ofrecer.
/rfc