Por Roberto F. Campos, enviado especial
Santiago de Cuba. Atrapada entre montañas, la ciudad de Santiago de Cuba es hoy tan cosmopolita como la capital, rodeada de encantos que apuntan a la historia, cultura y la belleza de su entorno.
Son muchos los viajeros provenientes sobre todo de Europa y Canadá que se interesan por conocer las raíces tanto religiosas como de tradiciones de esa parte de la Isla, y separan en su agenda de vacaciones un espacio para conocer la urbe.
Santiago de Cuba es considerada la ciudad más caribeña de esta Isla, la más caliente también pues los veranos son verdaderamente de altas temperaturas que sobrepasan los 35 grados centígrados.
Fundada por Diego Velásquez en 1515 fue primera capital y arzobispado cubano y siempre mantuvo su encanto histórico-cultural.
Se trata de una ciudad entre montañas, las calles incluso son muy inclinadas, de entre las que destaca Padre Pico, que realmente no es una calle propiamente, sino una gran escalinata de 45 grados de inclinación y que aparece en todas las postales turísticas.
La provincia ocupa más de seis mil kilómetros cuadrados, donde viven un millón 27 mil 912 habitantes, de acuerdo con cifras oficiales. Es una zona muy industrial, conocida por el oro en tiempos de la colonización española, y luego el cobre y el café.
Lo de caliente se siente a cada paso, incluso en los leves inviernos cubanos, porque las temperaturas mínimas varían en el año entre los 20 y los 24 grados centígrados, y las máximas entre 30 y 33 grados, con una humedad media del 74 por ciento.
Por mencionar una pequeña lista, es obligado ir a La Gran Piedra, el sitio ecológico más significativo a mil 125 metros sobre el nivel del mar, con 450 escalones para llegar a ella.
Esa roca tiene calculado un peso de 70 mil toneladas y lo más impresionante es el paisaje de montañas que se aprecia desde allí.
Porque eso sí, es una provincia de naturaleza virginal que se aprecia en la Sierra Maestra con sus árboles milenarios, y un follaje muy verde.
De todos los lugares a los cuales se debe acudir, es imprescindible, se sea católico o no, a la Basílica del Cobre a unos 18 kilómetros de la capital provincial, muy cerca de una mina a cielo abierto de esa mineral (Caridad del Cobre, patrona de Cuba).
Entre las influencias en particular en Santiago aparecen lo picaresco español, el lirismo italiano y lo galante francés, que se unen en medio de los cabildos de nación (Carabalí).
Todo ello influyó de tal manera que posteriormente se aprecia el surgimiento del son y el bolero, este último de manos de autores como Pepe Sánchez.
Por tanto, música, tradiciones, paisajes e historia se dan la mano, cuando todos los procesos revolucionarios surgieron precisamente en las montañas o en la zona, desde la primera guerra anticolonial en 1868, hasta el actual proceso triunfante en 1959.
rfc/
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