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jueves, 26 de enero de 2012

Tecnología y Futurismo. En la Nube, ¿otro truco en la chistera tecnológica?





Por Roberto F. Campos

. El desarrollo de la informática y la computación trae ahora otro nuevo truco, como salido de la chistera de un mago, el concepto de Nube de cómputo que al parecer dominará el espectro tecnológico de los próximos años; siempre con un halo fuerte en materia de negocios y comercio.

Bajo un nuevo concepto para la red de redes o Internet, el futuro –buena parte del presente- trae un truco casi inimaginable hace algunos años, denominado Nube concepto o Informática en la Nube.
Esta novedad también se denomina Nube de cómputo o Nube de Conceptos, conocido en inglés como Cloud computing, y en sentido general permitirá una serie de servicios, entre ellos el almacén de datos, fuera de nuestro ordenador y en una especie de Limbo, ¿en el éter?.
Servicios de computación a través de Internet, sería la más escueta descripción de esta iniciativa, pero es mucho más complejo su tratamiento.
Para mejor claridad está conceptuado como un tipo de computación donde los servicios informáticos de todo tipo lo tienen a la mano los usuarios en una denominada “nube de Internet”, sin necesidad de ser expertos para valerse de ella.
Para la IEEE Computer Society, se trata de un paradigma informático con almacenamiento de manera permanente en servidores de la red de redes, enviados a espacios o cachés temporales de clientes, incluidos el apoyo a equipos de escritorio, centros de ocio, portátiles y otros medios.
Constituye un nuevo modelo de prestación de servicios tal y como lo explican los entendidos, pero por sobre todo un importante servicio de negocios y tecnología.
De ahí algunas ideas de brindar acceso gratuito y masivo a Internet, y preconizar la filosofía de “acabar” con la brecha digital entre países ricos y pobres.
Pero el caso es aún más complejo en un mundo donde todos necesitamos de estas conexiones. Pues el tema pasaría a otra nueva brecha digital en este caso los precios de esos servicios de Nube.
El usuario tendría acceso a un catálogo de servicios normalizados o estandarizado para responder a las necesidades de su negocio, o su empleo personal, y aunque se prevén formas flexibles y adaptadas, aparece por demás la preocupación de los no previsibles como horarios picos de trabajo.
De hecho, ya existen antivirus gratuitos en la red, que usted puede emplear como un adelanto a esta idea, pero en el futuro –cuando la dependencia aumente de tales prestaciones- tendrán un precio.
Como beneficio, permite aumentar el número de servicios basados en esta red, con ventajas para proveedores que pueden ofrecer soluciones rápidas, eficientes, mayor número de servicios y supuesta transparencia, a partir de un modelo de pago por consumo.
Por lo tanto, lo que ahora cobran los proveedores de Internet por la conexión pasaría a la cuenta de esos servicios, según las necesidades de cada cual, lo que apoya la opinión de algunos economistas acerca de que la brecha digital continuaría.
A ello es necesario agregar, la necesidad de equipos más modernos y complejos que permitan el acceso a esa Nube, donde la rapidez constituye factor esencial.
Si bien estamos hablando de un futuro inevitable, también lo es que en ese caso el software o programa de computación se cobrará como servicio y hablaremos de tendencias tecnológicas como la Web 2.0 y la necesidad de una confianza del cliente.

Los orígenes de la Nube

Precisamente este novedoso concepto comenzó a manejarse entre proveedores de servicios como Google, Amazon AWS, Microsoft, entre otros, que prepararon su propia infraestructura.
Para tales ideas pusieron en mente una arquitectura o sistema de recursos distribuidos de manera horizontal en la red, introducidos mediante servicios virtuales impuestos de manera masiva. A esta jerga se le puede anteponer, que usted no ve nada y lo usa todo, o casi todo.
Pionero de esta estrategia fue George Gilder con un artículo publicado en octubre de 2006 en la revista Wired, sobre las fábricas de información o granjas de servidores.
Por tanto, la base estuvo en los Grid o una especie de red constituida por muchos ordenadores comunes para facilitar las aplicaciones y el procesamiento de datos en grandes cantidades.
Pero mientras esta conexión de equipos es considerada como debilidad de acoplamiento, la Nube permite cierta autonomía y la relación entre los medios conectados.
La Nube puede integrar con mayor facilidad y rapidez aplicaciones empresariales de distintas maneras, y por tanto permite una mayor capacidad de adaptación, y recuperación ante un desastre o reducción de los tiempos de inactividad.
Estamos hablando de uso eficiente de la energía, de los programas de cómputo, del espacio de almacenamiento, ya que tanto software, almacenamiento, comunicaciones y otros servicios pueden estar en esa Nube y no en nuestras máquinas; solo tendríamos lo imprescindible.
Pero las desventajas afloran a primera vista debido a la centralización de las aplicaciones y de ese almacenamiento de datos, y el poder de los proveedores se multiplica, junto con la dependencia del usuario.
Tendríamos entonces software como servicio, y los intentos de Linux por brindar una matriz gratuita a todo el mundo fracasarían de lleno.
Ese programa se denomina, de acuerdo con el inglés, como Software as a service, o SaaS y se encuentra en la capa más alta como aplicación completa en-demanda, por lo que el usuario seria dependiente de la buena voluntad del proveedor.
El Saas más conocido es el Salsforce.com aunque ahora existen muchos otros como el Google Apps (aplicaciones) con servicios básicos, en el presente, para negocios como el correo electrónico y ya se habla de más de una capa de Nube.
Muchos son los ejemplos que apuntalan una buena tajada del mercado como MS Office 365 y la mayoría de aplicaciones en suite de ofimática de Microsoft.
Tales aplicaciones en la Nube están codificadas en lenguajes y tecnologías como NET, Java, PHP, códigos que admiten el acceso según claves y una compleja telaraña invisible que controla el fututo, para bien o para mal.
Esas nubes públicas se administran por terceras partes y por tanto las tareas de los clientes estarán mezcladas en los servidores, aunque entre si no conocen esas tareas.
Allí aparecen almacenamiento, programas, servicios de oficinas, satisfacción de diferentes necesidades, que permitirá máquinas con menos capacidad de almacenamiento y solo lo imprescindible, aunque el precio de esas necesidades estará en la Nube, quien sabe si “por las nubes”.
Ya se habla de nubes híbridas, en la combinación de modelos públicos y privados.
Pero no debe confundirse la informática en Nube con la de Grid que en definitiva es un super ordenador compuesto de un conjunto o clúster de ordenadores acoplados para aprovechar sus posibilidades.
La crítica más relevante de la Nube está en la limitación de la libertad de los clientes y la dependencia total de esos servicios, de ahí que Richard Stallman, fundador de la Free Software Foundation considere los peligros para el ser humano de generalizarse. El futuro dirá la última palabra.
rfc/

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