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jueves, 14 de noviembre de 2019

San Isidro de los Desfiladeros y el turismo cubano Por Roberto F. Campos



San Isidro de los Desfiladeros y el turismo cubano
Por Roberto F. Campos

La Habana, 14 nov.2019.   Como parte del desarrollo turístico en la región central de Cuba, existe un plan de rescate de haciendas azucareras en la región de Trinidad, con realce para una muy atractiva: San Isidro de los Desfiladeros.
   Los viajeros llegan a esta hacienda del muy conocido Valle de los Ingenios y se sorprenden por los espacios y el entorno, pese a que todavía se encuentran sus inmuebles en reparación.
   La idea es recuperarlas tal y como fueron, o por lo menos, reproducirlas lo más fidedignamente posible. Allí incluso, en varias ruinas, aparecen carteles que explican las característica de lo que se ve en el lugar.
   En el mismo centro del archipiélago, se localiza actualmente la provincia de Sancti Spíritus, y muchas curiosidades turísticas.
   Allí se encuentra Trinidad, conocida como la Ciudad Museo. La villa fue fundada en 1514 por el adelantado español Diego Velázquez, durante la conquista y colonización española de tierras antillanas.
   Entre las más de 60 haciendas destinadas a la producción de azúcar en el Valle de los Ingenios, San Isidro de los Desfiladeros fue una de las más prestigiosas, ahora en fase de reparación, pero visitable.
   En la actualidad, los hallazgos expuestos a cielo abierto dan cuenta de la importancia del patrimonio industrial del Valle.
   Se dice que su construcción data del siglo XVIII, cuando no era más que el trapiche bautizado como San Juan Nepomuceno, propiedad de Alejo María del Carmen Iznaga y Borrell. El propietario era un catalán que llegó a Cuba con la esperanza de hacer fortuna, propósito que cumplió.
   Entonces el dueño rebautizó al trapiche con el nombre de su patrón de la agricultura en España: San Isidro de los Desfiladeros.
    Luego, vendió la propiedad a José del Rey Álvarez, quien aprovechó la máquina de vapor y el incremento de esclavos para transformar a San Isidro en uno de los 10 ingenios azucareros más productivos del valle.
   Tiempo después, Pedro Matamoros Borrell compró la hacienda y ejecutó considerables obras allí, remodelando la casa señorial y añadiendo edificaciones significativas, destinadas a la producción, y a cobijar a los esclavos.
   Señalan los guías de la finca, que documentos oficiales archivados en Trinidad dan cuenta de los patrones que posteriormente tuvo el ingenio de 1854 a 1893. En 1893 la inscriben como potrero, pues había sido demolida 23 años antes debido a la decadencia del boom azucarero.
   La hacienda de San Isidro tiene una impresionante ubicación. Desde allí se pueden ver las montañas de la Sierra del Escambray y respirar aire puro.
   San Isidro recuerda también la barbarie, el sometimiento de hombres y mujeres que por su color de piel y procedencia (África), eran considerados inferiores. Ahora, guías especializados conducen al visitante a través de la historia del lugar, su auge y decadencia.
   Incluso, San Isidro convoca cada año a arqueólogos, ingenieros, arquitectos y otros especialistas al Taller de Arqueología Industrial Valle de los Ingenios, pero por sobre todo es un lugar muy turístico.
   La hacienda de San Isidro de los Desfiladeros es muestra ilustrativa de la época de alta productividad en la zona. Aunque no era la mayor fábrica de azúcar tiene un alto grado de conservación (comienza trapiche en 1776), ideal para fotografiarla y trasladarse en el tiempo.
/rfc
 















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